martes, 11 de octubre de 2016

EL SACERDOTE, TESTIGO DE LA MISERICORDIA

Cantando, en el rezo del Santo Rosario
No podemos dar por hecho que nosotros, los sacerdotes, experimentemos cotidianamente la misericordia de Dios, la misericordia gratuita de Dios. Muchos de nosotros establecemos, más o menos a menudo, relaciones con Dios que no están marcadas por la misericordia, que se parecen más a un “comercio”, en el que las personas nos ganamos la misericordia divina, bien con nuestra rectitud moral, bien con nuestros compromisos sociales. La herejía pelagiana se nos cuela por los pliegues del orgullo, hasta llegar al corazón y cerrarlo a la posibilidad de acoger la misericordia gratuita de Dios.
En el retiro de hoy

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