sábado, 5 de noviembre de 2016

LA RESURRECCIÓN: ¿CÓMO? ¿CUÁNDO? ¿QUIENES?

La resurrección de los muertos fue revelada progresivamente por Dios a su Pueblo. En sus pruebas, los mártires Macabeos confiesan:
El Rey del mundo a nosotros que morimos por sus leyes, nos resucitará a una vida eterna. Es preferible morir a manos de los hombres con la esperanza que Dios otorga de ser resucitados de nuevo por él.
Los fariseos y muchos contemporáneos del Señor esperaban la resurrección. Y Jesús enseña firmemente a los saduceos que la niegan y les dice: “Ustedes no conocen ni las Escrituras ni el poder de Dios, ustedes están en el error”. La fe en la resurrección descansa en la fe en Dios que “no es un Dios de muertos sino de vivos”.
Jesús asocia la fe en la resurrección a la fe en su propia persona: “Yo soy la resurrección y la vida” (Jn 11, 25). Es el mismo Jesús el que resucitará en el último día a quienes hayan creído en él. (cf. Jn 5, 24-25; 6, 40) y hayan comido su cuerpo y bebido su sangre (cf. Jn 6, 54). En su vida pública ofrece ya un signo y una prenda de la resurrección devolviendo la vida a algunos muertos (cf. Mc 5, 21-42; Lc 7, 11-17; Jn 11).
Ser testigo de Cristo es ser “testigo de su Resurrección. La esperanza cristiana en la resurrección está totalmente marcada por los encuentros con Cristo resucitado. Nosotros resucitaremos como El, con El, por El.
¿Qué es resucitar? En la muerte, separación del alma y el cuerpo, el cuerpo del hombre cae en la corrupción, mientras que su alma va al encuentro con Dios, en espera de reunirse con su cuerpo glorificado.
¿Quién resucitará? Todos los hombres que han muerto: “los que hayan hecho el bien resucitarán para la vida, y los que hayan hecho el mal, para la condenación”
¿Cómo? Cristo resucitó con su propio cuerpo: “Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo”, pero El no volvió a una vida terrenal. Del mismo modo, en El “todos resucitarán con su propio cuerpo, que tienen ahora” pero este cuerpo será “transfigurado en cuerpo de gloria”, en “cuerpo espiritual”
Este “cómo” sobrepasa nuestra imaginación y nuestro entendimiento; no es accesible más que en la fe. Pero nuestra participación en la Eucaristía nos da ya un anticipo de la transfiguración de nuestro cuerpo por Cristo:
¿Cuándo? Sin duda en el “último día” “al fin del mundo”. En efecto, la resurrección de los muertos está íntimamente asociada a la Parusía de Cristo:


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si te gustó el artículo, déjame tu comentario.