sábado, 12 de noviembre de 2016

CUIDADO QUE NADIE LOS ENGAÑE


En estos últimos domingos, la liturgia nos invita a meditar en los novísimos (últimos) del hombre, en su destino más allá de la muerte. En la Primera lectura de hoy el profeta Malaquías nos habla con fuertes acentos de los últimos tiempos: Mirad que llega el día, ardiente como un horno. Y Jesús nos recuerda en el Evangelio que hemos de estar alerta ante su llegada al fin del mundo: Cuidado que nadie los engañe.

Algunos cristianos de la primitiva Iglesia juzgaron como inminente esta llegada gloriosa de Cristo. Pensaron que el fin de los tiempos estaba cerca y por eso, descuidaron su trabajo y andaban muy ocupados en no hacer nada. Por eso, San Pablo les llama la atención, y les recomienda que trabajen para ganarse el pan.

Además, el cristiano convierte su trabajo en oración si busca la gloria de Dios y el bien de los hombres en lo que está realizando, si pide ayuda al comenzar su tarea, en las dificultades que se presentan, si da gracias después de concluido un asunto, al terminar la jornada. El trabajo nace del amor, manifiesta el amor, se ordena al amor.

El Evangelio nos habla de la última venida del Hijo del hombre. Se acerca el final del año litúrgico y la Iglesia nos presenta la parusía, y al mismo tiempo quiere que pensemos en nuestro fin: muerte, juicio, infierno o cielo. El fin de un viaje condiciona su realización. Si escoges el cielo, habrás de ser coherente con la Gloria que quieres conquistar. Siempre, libremente. Al infierno no va nadie por la fuerza; ni al cielo. Dios es justo y da a cada uno lo que se ha ganado, ni más ni menos. No castiga ni premia injustamente. Respeta nuestra libertad. Sin embargo, hay que tener presente que al salir de este mundo la libertad ya no podrá escoger.

«Morir en pecado mortal sin estar arrepentidos ni acoger el amor misericordioso de Dios, significa permanecer separados de Él para siempre por nuestra propia y libre elección» (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1033).

miércoles, 9 de noviembre de 2016

ENAMÓRATE DE UN HOMBRE QUE TE AME TANTO COMO YO


Sé que no puedo elegir por ti, pero me gustaría verte al lado de un hombre que supiera apreciarte por lo que eres, que te amara y que te respetara siempre y en todo momento, y que te cuidara de todos los peligros, porque aún sigues siendo mi pequeñita y te sigo viendo frágil y chiquita como cuando eras una niña.

Enamórate de un hombre hecho y derecho, que se pierda en tu mirada, que te vea como nunca ha visto a ninguna otra mujer, que lo dé todo por ti. Enamórate de un hombre que sea capaz de defenderte de monstruos y dragones, y que quiera librar mil batallas en tu nombre.

Enamórate de alguien que sea lo suficientemente hombre como para cocinarte cuando tú estés cansada, como para coserte el botón de tu blusa mientras tú te maquillas, como para darte un masaje relajante cuando te encuentres estresada.

Enamórate de un hombre que, sin importar sus creencias religiosas, valore la espiritualidad. Un hombre que, además, tenga en alta estima a la familia y a la amistad. Un hombre honrado, que lo único que sea capaz de robar sea tu corazón.

Enamórate de un hombre que no solamente te diga mil veces te amo, sino que te lo demuestre con acciones y con esos pequeños detalles que no dejan lugar a dudas, como acariciar tu cabello mientras te mira fijamente a los ojos o llevarte de la mano orgulloso mientras caminan por la calle.

Enamórate de un hombre al que le interese colmarte de felicidad, que siempre te haga sonreír y que haga lo posible por ponerte de buen humor incluso en los momentos más difíciles.

Enamórate de un hombre que no sea presuntuoso, que tenga un carácter humilde aunque posea muchos bienes materiales, un hombre al que no le guste discriminar a la gente por su condición económica. Un hombre para el que tú seas su mayor tesoro, su joya más preciada.

Enamórate de un hombre que valore la comunicación en la pareja, que sepa defender sus puntos de vista, que sepa ceder cuando sea necesario pero que no siempre te dé la razón, porque a veces todos necesitamos quién nos lleve la contraria. Enamórate de aquel que sepa escucharte cuando tengas problemas, y de aquel que pueda confiar en ti para contarte los suyos.

Enamórate de alguien que no te necesite para ser feliz, sino que ya sea feliz por sí mismo y quiera compartir esa felicidad contigo. Alguien que no necesite un complemento, sino que sea un hombre completo que busque una mujer completa con quien andar un camino juntos.

Enamórate, pues, hija mía, de un hombre de verdad.
Porque te lo mereces, no debes conformarte con menos.
Siempre mira hacia lo alto.
Te lo dice un hombre enamorado de ti:

TU PADRE.

sábado, 5 de noviembre de 2016

¿ES O NO UNA ENFERMEDAD? VEAMOS ESTE TESTIMONIO


«Fui homosexual activo durante veintiún años, hasta que me convencí de la necesidad de cambiar –explicaba Noel B. Mosen en una carta publicada en la revista New Zealandia.

»Con la ayuda de Dios, lo conseguí. Ahora llevo seis años felizmente casado y no experimento ninguno de los deseos homosexuales que antes dominaban mi vida. En todo el mundo son miles las personas que han cambiado, igual que yo.

»Es falso que se haya probado la existencia de un gen que determine la homosexualidad. Si los genes fueran determinantes, cuando uno de dos gemelos fuera homosexual, también el otro tendría que serlo; pero no ocurre así.

»Además, si la orientación sexual estuviera genéticamente determinada, no habría posibilidad de cambiar; pero conocidos expertos en sexología como D. J. West, M. Nichols o L. J. Hatterer, han descrito muchos casos de homosexuales que se convierten en heterosexuales de modo completamente espontáneo, sin presiones ni ayuda de ninguna clase.

»Mi experiencia es que la homosexualidad no es una condición estable ni satisfactoria. No es libertad: es una adicción emocional.»

En las últimas décadas, sin embargo, se ha impuesto una especie de férrea censura social que tacha de intolerante todo lo que contradiga la pretensión de normalidad defendida por determinados grupos homosexuales muy activos. Estos grupos de influencia presentan el estilo de vida homosexual de modo casi idílico. Pero, como ha señalado Aardweg, esto no es más que simple propaganda, pues cuando se escucha la historia personal de homosexuales se ve claro que en ese género de vida no se encuentra la felicidad. La otra cara de la moneda, que tantos se empeñan en silenciar, es la ansiedad, los celos, la sensación de soledad o las depresiones neuróticas, por no mencionar las enfermedades venéreas y otras patologías somáticas.

La satisfacción estable y la felicidad no llegan a través de las relaciones homosexuales. Transcribo otro testimonio publicado recientemente en El Semanal. «Leí la entrevista que salió en el número 656 de su revista el pasado 21 de mayo. Si ese chico es feliz viviendo su homosexualidad, pues me alegro. No quiero ahora valorar la homosexualidad ni a quienes la practican. Tan solo quiero dar mi testimonio por si a alguien le sirve. He vivido mi homosexualidad durante unos diez años. He sufrido constantes angustias, infidelidades, traiciones y celos.

Desde hace un año he cortado con esas relaciones y procuro salir con chicas y cambiar de ambiente. Cada vez me encuentro más feliz y no quiero caer en los errores pasados. Creo considerarme un ex gay. Aviso a navegantes: ¡ser gay no es tan rosa como lo pintan!»

SI LA HOMOSEXUALIDAD ES UNA ENFERMEDAD ¿por qué no figura en el catálogo mundial de enfermedades mentales?


Es cierto que en 1973 la homosexualidad fue extraída del “Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders” (DSM), pero hay que decir que aquello constituyó uno de los episodios más deprimentes de los anales de la medicina moderna. Fue relatado ampliamente por uno de sus protagonistas, Ronald Bayer, conocido simpatizante de la causa gay, y es un buen ejemplo de cómo la militancia política puede llegar a interferir y alterar el discurso científico. 

Durante los años previos a esa decisión se sucedieron repetidos intentos de influir en los congresos de psiquiatría mediante insultos, amenazas, boicots y otros modos de presión por parte de de activistas gays. El obstruccionismo a las exposiciones de los psiquiatras fue en aumento hasta llegar a tomar la forma de una auténtica declaración de guerra. La victoria final fue para el lobby gay, aunque hay que decir que a pesar de la propaganda y de las presiones, la aprobación de la exclusión de la homosexualidad del DSM no obtuvo más que el 58 % de los votos.

Era una mayoría cualificada para una decisión política, pero un tanto sobrecogedora para dar por zanjado un análisis científico de un problema médico. Se piense lo que se piense al respecto –y la falta de unanimidad médica debería ser una buena razón para optar por la prudencia en cuanto a las opiniones tajantes–, la verdad es que la controvertida decisión final que afirmaba que la homosexualidad no era un trastorno psicológico estuvo más basada en la acción política que en una consideración científica. 

LA RESURRECCIÓN: ¿CÓMO? ¿CUÁNDO? ¿QUIENES?

La resurrección de los muertos fue revelada progresivamente por Dios a su Pueblo. En sus pruebas, los mártires Macabeos confiesan:
El Rey del mundo a nosotros que morimos por sus leyes, nos resucitará a una vida eterna. Es preferible morir a manos de los hombres con la esperanza que Dios otorga de ser resucitados de nuevo por él.
Los fariseos y muchos contemporáneos del Señor esperaban la resurrección. Y Jesús enseña firmemente a los saduceos que la niegan y les dice: “Ustedes no conocen ni las Escrituras ni el poder de Dios, ustedes están en el error”. La fe en la resurrección descansa en la fe en Dios que “no es un Dios de muertos sino de vivos”.
Jesús asocia la fe en la resurrección a la fe en su propia persona: “Yo soy la resurrección y la vida” (Jn 11, 25). Es el mismo Jesús el que resucitará en el último día a quienes hayan creído en él. (cf. Jn 5, 24-25; 6, 40) y hayan comido su cuerpo y bebido su sangre (cf. Jn 6, 54). En su vida pública ofrece ya un signo y una prenda de la resurrección devolviendo la vida a algunos muertos (cf. Mc 5, 21-42; Lc 7, 11-17; Jn 11).
Ser testigo de Cristo es ser “testigo de su Resurrección. La esperanza cristiana en la resurrección está totalmente marcada por los encuentros con Cristo resucitado. Nosotros resucitaremos como El, con El, por El.
¿Qué es resucitar? En la muerte, separación del alma y el cuerpo, el cuerpo del hombre cae en la corrupción, mientras que su alma va al encuentro con Dios, en espera de reunirse con su cuerpo glorificado.
¿Quién resucitará? Todos los hombres que han muerto: “los que hayan hecho el bien resucitarán para la vida, y los que hayan hecho el mal, para la condenación”
¿Cómo? Cristo resucitó con su propio cuerpo: “Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo”, pero El no volvió a una vida terrenal. Del mismo modo, en El “todos resucitarán con su propio cuerpo, que tienen ahora” pero este cuerpo será “transfigurado en cuerpo de gloria”, en “cuerpo espiritual”
Este “cómo” sobrepasa nuestra imaginación y nuestro entendimiento; no es accesible más que en la fe. Pero nuestra participación en la Eucaristía nos da ya un anticipo de la transfiguración de nuestro cuerpo por Cristo:
¿Cuándo? Sin duda en el “último día” “al fin del mundo”. En efecto, la resurrección de los muertos está íntimamente asociada a la Parusía de Cristo:


viernes, 4 de noviembre de 2016

LA PERFECCIÓN DE DIOS AL CREAR


Nicholas Buer pasó once noches del mes de marzo en La Palma, con la intención de capturar las imágenes de la Vía Láctea elevándose desde el horizonte a través del cielo. Las condiciones del lugar –su latitud, su aire seco, su altitud y la falta de contaminación lumínica- hacen de estas islas españolas un lugar excepcional para la contemplación del cielo nocturno.

De hecho, muchos de los mejores observatorios del mundo tienen sedes o pequeñas instalaciones en la parte alta de la isla, a la que también se le ha apodado “la Hawaii de Europa”.

jueves, 3 de noviembre de 2016

QUÉ SABES DEL SANTO SEPULCRO?


Todos tenemos que conocer esta realidad. Hacia el año 326 la emperatriz Helena, madre de Constantino, realizó una peregrinación a Tierra Santa. Fue por entonces que identificó la tumba de Jesucristo. Y desde entonces aquel lugar se convirtió en uno de los santuarios más visitados a nivel mundial. 

El sepulcro original quedó debajo de los revestimientos que a lo largo de los siglos fueron cubriendo la loza inicial en virtud del deseo de conservarlo (piénsese que hoy en día toda la tumba está debajo de una basílica resguardada por varias denominaciones cristianas). 

Por razón de algunas actividades de restauración emprendidas en la basílica del santo sepulcro (como es mundialmente conocido el lugar) los revestimientos han sido retirados permitiendo que arqueólogos y científicos accedan por primera vez a la superficie exacta donde fue colocado el cuerpo de Jesús antes de la resurrección. National Geographic se ha ocupado de documentar visualmente estos trabajos históricos.