lunes, 27 de febrero de 2017

LA PALABRA ES UN DON

Queridos hermanos y hermanas:
La Cuaresma es un nuevo comienzo, un camino que nos lleva a un destino seguro: la Pascua de Resurrección, la victoria de Cristo sobre la muerte. Y en este tiempo recibimos siempre una fuerte llamada a la conversión: el cristiano está llamado a volver a Dios «de todo corazón» (Jl 2,12), a no contentarse con una vida mediocre, sino a crecer en la amistad con el Señor. Jesús es el amigo fiel que nunca nos abandona, porque incluso cuando pecamos espera pacientemente que volvamos a él y, con esta espera, manifiesta su voluntad de perdonar (cf. Homilía, 8 enero 2016).

La Cuaresma es un tiempo propicio para intensificar la vida del espíritu a través de los medios santos que la Iglesia nos ofrece: el ayuno, la oración y la limosna. En la base de todo está la Palabra de Dios, que en este tiempo se nos invita a escuchar y a meditar con mayor frecuencia. En concreto, quisiera centrarme aquí en la parábola del hombre rico y el pobre Lázaro (cf. Lc 16,19-31). Dejémonos guiar por este relato tan significativo, que nos da la clave para entender cómo hemos de comportarnos para alcanzar la verdadera felicidad y la vida eterna, exhortándonos a una sincera conversión.

domingo, 26 de febrero de 2017

AYER, HOY Y MAÑANA


En el Evangelio nos da el Señor este consejo: No anden agobiados por el día de mañana, porque el mañana traerá su propia preocupación. Le basta ya a cada día su propia preocupación.

El ayer ya pasó; el mañana no sabemos si llegará para cada uno de nosotros, pues a nadie se le ha entregado su destino. De la jornada de ayer sólo han quedado motivos –muchos− de acción de gracias por los innumerables beneficios y ayudas de Dios, y también de quienes conviven con nosotros. Algo, aunque sea poco, habremos aumentado nuestro tesoro del Cielo. También del día de ayer han quedado motivos de contrición y de penitencia por los pecados, errores y omisiones. Del día de ayer podemos decir, con palabras de la Antífona de entrada de la Misa: El Señor fue mi apoyo: me sacó a un lugar espacioso, me libró porque me amaba.

Mañana, “todavía no es”, y, si llega, será el día más bello que nunca pudimos soñar, porque lo ha preparado nuestro Padre Dios para que nos santifiquemos: Tú eres mi Dios y en tus manos están mis días. No hay razón objetiva para andar angustiados y preocupados por el día de mañana: dispondremos de las gracias necesarias para enfrentarnos a lo que traiga consigo, y salir victoriosos.

Lo que importa es el hoy. Es el que tenemos para amar y santificarnos, a través de esos mil pequeños acontecimientos que constituyen el entramado de un día. Unos serán humanamente agradables y otros lo serán menos, pero cada uno de ellos puede ser una pequeña joya para Dios y para la eternidad, si lo hemos vivido con plenitud humana y con sentido sobrenatural.

No podemos entretenernos en ojalás; en situaciones pasadas que nuestra imaginación nos presenta quizá embellecidas; o en otras futuras que engañosamente la fantasía idealiza. El que anda observando el viento no siembra nunca, y el que se fija en las nubes jamás se pondrá a segar. Es una invitación a cumplir el deber del momento, sin retrasarlo por pensar que se presentarán oportunidades mejores.


Quizá una buena parte de la santidad y de la eficacia, en lo humano y en lo sobrenatural, consista en vivir cada día como si fuese el único de nuestra vida. Días para llenarlos de amor de Dios y terminarlos con las manos llenas de obras buenas, sin desaprovechar una sola ocasión de realizar el bien. El día de hoy no se repetirá jamás, y el Señor espera que lo llenemos de Amor y de pequeños servicios a nuestros hermanos. El Ángel Custodio deberá de “sentirse contento” al presentarlo ante nuestro Padre Dios.

sábado, 25 de febrero de 2017

EL AMOR PURO Y LIMPIO DE LOS ESPOSOS (II)



Las personas que están pendientes de sí mismas, que actúan buscando ante todo la propia satisfacción, ponen en juego su salvación eterna, y ya ahora son inevitablemente infelices y desgraciadas. Sólo quien se olvida de sí, y se entrega a Dios y a los demás —también en el matrimonio—, puede ser dichoso en la tierra, con una felicidad que es preparación y anticipo del cielo.

Durante nuestro caminar terreno, el dolor es la piedra de toque del amor. En el estado matrimonial, considerando las cosas de una manera descriptiva, podríamos afirmar que hay anverso y reverso. De una parte, la alegría de saberse queridos, la ilusión por edificar y sacar adelante un hogar, el amor conyugal, el consuelo de ver crecer a los hijos. De otra, dolores y contrariedades, el transcurso del tiempo que consume los cuerpos y amenaza con agriar los caracteres, la aparente monotonía de los días aparentemente siempre iguales.

Tendría un pobre concepto del matrimonio y del cariño humano quien pensara que, al tropezar con esas dificultades, el amor y el contento se acaban. Precisamente entonces, cuando los sentimientos que animaban a aquellas criaturas revelan su verdadera naturaleza, la donación y la ternura se arraigan y se manifiestan como un afecto auténtico y hondo, más poderoso que la muerte.

San José María Escrivá

EL AMOR PURO Y LIMPIO DE LOS ESPOSOS (I)



El amor puro y limpio de los esposos es una realidad santa que yo, como sacerdote, bendigo con las dos manos. La tradición cristiana ha visto frecuentemente, en la presencia de Jesucristo en las bodas de Caná, una confirmación del valor divino del matrimonio: fue nuestro Salvador a las bodas —escribe San Cirilo de Alejandría— para santificar el principio de la generación humana.

El matrimonio es un sacramento que hace de dos cuerpos una sola carne; como dice con expresión fuerte la teología, son los cuerpos mismos de los contrayentes su materia. El Señor santifica y bendice el amor del marido hacia la mujer y el de la mujer hacia el marido: ha dispuesto no sólo la fusión de sus almas, sino la de sus cuerpos. Ningún cristiano, esté o no llamado a la vida matrimonial, puede desestimarla.

Nos ha dado el Creador la inteligencia, que es como un chispazo del entendimiento divino, que nos permite —con la libre voluntad, otro don de Dios— conocer y amar; y ha puesto en nuestro cuerpo la posibilidad de engendrar, que es como una participación de su poder creador. Dios ha querido servirse del amor conyugal, para traer nuevas criaturas al mundo y aumentar el cuerpo de su Iglesia. El sexo no es una realidad vergonzosa, sino una dádiva divina que se ordena limpiamente a la vida, al amor, a la fecundidad.

Ese es el contexto, el trasfondo, en el que se sitúa la doctrina cristiana sobre la sexualidad. Nuestra fe no desconoce nada de lo bello, de lo generoso, de lo genuinamente humano, que hay aquí abajo. Nos enseña que la regla de nuestro vivir no debe ser la búsqueda egoísta del placer, porque sólo la renuncia y el sacrificio llevan al verdadero amor: Dios nos ha amado y nos invita a amarle y a amar a los demás con la verdad y con la autenticidad con que Él nos ama. Quien conserva su vida, la perderá; y quien perdiere su vida por amor mío, la volverá a hallar, ha escrito San Mateo en su Evangelio, con frase que parece paradójica.

viernes, 24 de febrero de 2017

EN LAS SIGUIENTES FOTOGRAFÍA SE CONFIRMA EL VERDADERO AMOR

Celebración del matrimonio en la Caná de Galilea
En aquel tiempo, Jesús se marchó a Judea y a Transjordania; otra vez se le fue reuniendo gente por el camino y según su costumbre les enseñaba. Acercándose unos fariseos, le preguntaban para ponerlo a prueba: « ¿Le es lícito al hombre repudiar a su mujer?». Él les replicó: « ¿Qué os ha mandado Moisés?».

Contestaron: «Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla».

Jesús les dijo: «Por la dureza de vuestro corazón dejó escrito Moisés este precepto. Pero al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.

De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre». En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo. Él les dijo:

«Si uno repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera, Y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio».












jueves, 23 de febrero de 2017

EL ESCÁNDALO

Una piedra de molino

El que escandalice a uno de estos pequeños que creen, más le valdría colgar una piedra de molino en el cuello y ser arrojado en el mar. 

“Pero, ¿qué cosa es el escándalo? El escándalo es decir una cosa y hacer otra; es la doble vida, la doble vida. La doble en todo: yo soy muy católico, yo voy siempre a Misa, pertenezco a esta asociación y a esta otra; pero mi vida no es cristiana, no pago lo justo a mis empleados, exploto a la gente, soy sucio en los negocios, hago blanqueo de dinero… doble vida. Y tantos católicos son así. Y escandalizan. Cuántas veces hemos oído  – todos nosotros, en el barrio y en otras partes  – ‘pero, para ser católico como aquel, es mejor ser ateo’. Ese es el escándalo. Te destruye. Te derriba. Y esto sucede todos los días. Basta ver el telediario o leer los periódicos. En los periódicos hay tantos escándalos, y también está la gran publicidad de los escándalos. Y con los escándalos se destruye”. Papa Francisco.

martes, 21 de febrero de 2017

EL AMOR Y LA SEXUALIDAD HUMANA



El hombre está llamado al amor y al don de sí en su unidad corpóreo-espiritual. Feminidad y masculinidad son dones complementarios, en cuya virtud la sexualidad humana es parte integrante de la concreta capacidad de amar que Dios ha inscrito en el hombre y en la mujer. 

«La sexualidad es un elemento básico de la personalidad; un modo propio de ser, de manifestarse, de comunicarse con los otros, de sentir, expresar y vivir el amor humano». Esta capacidad de amar como don de sí tiene, por tanto, su «encarnación» en el carácter esponsal del cuerpo, en el cual está inscrita la masculinidad y la feminidad de la persona. 

«El cuerpo humano, con su sexo, y con su masculinidad y feminidad visto en el misterio mismo de la creación, es no sólo fuente de fecundidad y de procreación, como en todo el orden natural, sino que incluye desde el «principio» el atributo «esponsalicio», es decir, la capacidad de expresar el amor: ese amor precisamente en el que el hombre-persona se convierte en don y—mediante este don— realiza el sentido mismo de su ser y existir». Toda forma de amor tiene siempre esta connotación masculino-femenina.

domingo, 19 de febrero de 2017

DAMOS LO QUE LLEVAMOS EN NUESTRO CORAZÓN


Un hombre compró una casa grande y bonita con un hermoso jardín de árboles frutales. A su lado, en una casa vieja, vivía un vecino envidioso que siempre intenta arruinarle la vida al hombre.

Una mañana, el hombre se despertó, salió de la casa y vio una cubeta llena de basura enfrente de su puerta. Tiró la basura, lavó la cubeta hasta que brillara, le puso las frutas más grandes y deliciosas de su jardín, y fue a ver al vecino.

El vecino, al ver la cubeta, le preguntó: ¿Por qué me devuelves la cubeta llena de manzanas si yo te di basura?

El hombre contestó: “cada quien comparte lo que tiene en su corazón”

AMOR ES IGUAL A SACRIFICIO


La antigua ley del Talión “ojo por ojo”, es superada por la Ley del amor. En estos versículos se entrega toda una Carta Magna de la moral creyente: el amor a Dios y al prójimo. 

El Papa Benedicto XVI nos dice: «Solo el servicio al prójimo abre mis ojos a lo que Dios hace por mí y a lo mucho que me ama». Jesús nos presenta la ley de una justicia sobreabundante, pues el mal no se vence haciendo más daño, sino expulsándolo de la vida, cortando así su eficacia contra nosotros. 

Para vencer se ha de tener un gran dominio interior y la suficiente claridad de saber por cuál ley nos regimos: la del amor incondicional, gratuito y magnánimo. El amor lo llevó a la Cruz, pues el odio se vence con amor. Éste es el camino de la victoria, sin violencia, sino con humildad y amor gozoso, pues Dios es el Amor hecho acción. Y si nuestros actos proceden de este mismo amor que no defrauda, el Padre nos reconocerá como sus hijos. Éste es el camino perfecto, el del amor sobreabundante.

En el camino del cristiano «no hay lugar para el odio»: sino de reconocernos como «hijos», de un Padre que perdona también mis errores por amor.

sábado, 18 de febrero de 2017

DÉJATE CONDUCIR POR EL AMOR


Quienes vivimos en una sociedad marcada por una espiral violenta, podemos incurrir en el pesimismo de quienes suponen que la mejor manera de conseguir la paz es preparando la guerra y viviendo a la defensiva. Esa mentalidad solamente nos hunde en la impotencia y en la desesperación. Nadie puede negar el aumento de homicidios y ejecuciones en nuestro país. 

Más allá de la validez de esas estadísticas, hemos de recordar que la violencia siempre es estéril. No podemos negar que es muy duro perdonar a nuestros verdugos, y que resulta muy exigente interceder sinceramente por ellos ante Dios. Sin embargo, es la paz con justicia y la compasión, lo que nos humaniza y no la venganza ni el ajustar cuentas.

La Palabra de Dios, nos enseña que la fuente original y la medida de la santidad están en Dios: «Sed perfectos como es perfecto nuestro Padre celestial». Él nos inspira, y hacia Él caminamos. El sendero se camina bajo la nueva ley, la del Amor. El amor es el seguro conductor de nuestros ideales.

jueves, 16 de febrero de 2017

EL MISTERIO DE LA CREACIÓN DEL MUNDO EN EL CONJUNTO DE LA FE


EL tratado teológico de la creación es la parte de la dogmática cristiana que se ocupa del origen del mundo y del hombre. Es ésta una cuestión que, junto a la de Dios, resulta básica para la concepción cristiana sobre el sentido de las cosas y la existencia humana.

La creación del mundo y del hombre por Dios es un misterio de fe. No es el simple resultado de una deducción empírica-racional. De hecho, la reflexión pagana clásica no se planteó jamás directamente la cuestión de la procedencia del mundo y su razón de ser. Los griegos se adherían firmemente a la idea de un cosmos eterno, permanente e inmutable, a un ser de períodos cíclicos.

La verdad sobre la creación aparece revelada con claridad el la Sagrada Escritura (Gen 1,1) e incluida en el Credo. Este artículo de fe nos enseña: ‹‹Que existe un único Dios, causa soberana del mundo, cuyo impulso es el amor››.

miércoles, 15 de febrero de 2017

LLAMADOS AL VERDADERO AMOR



El hombre, en cuanto imagen de Dios, ha sido creado para amar. Esta verdad ha sido revelada plenamente en el Nuevo Testamento, junto con el misterio de la vida intratrinitaria: «Dios es amor y vive en sí mismo un misterio de comunión personal de amor. Creándola a su imagen, Dios inscribe en la humanidad del hombre y de la mujer la vocación y consiguientemente la capacidad y la responsabilidad del amor y de la comunión. El amor es por tanto la vocación fundamental e innata de todo ser humano». Todo el sentido de la propia libertad, y del autodominio consiguiente, está orientado al don de sí en la comunión y en la amistad con Dios y con los demás.

domingo, 12 de febrero de 2017

DICHOSO EL QUE CUMPLE LA VOLUNTAD DEL SEÑOR


Dichoso el hombre de conducta intachable, que cumple la ley del Señor. Dichoso el que es fiel a sus enseñanzas y lo busca de todo corazón.
Tú, Señor, has dado tus preceptos para que se observen exactamente. Ojalá que mis pasos se encaminen al cumplimiento de tus mandamientos.
Favorece a tu siervo para que viva y observe tus palabras. Ábreme los ojos para ver las maravillas de tu voluntad.
Muéstrame, Señor, el camino de tus leyes y yo lo seguiré con cuidado. Enséñame a cumplir tu voluntad y a guardarla de todo corazón.

viernes, 10 de febrero de 2017

LOS TESOROS DE LA IGLESIA


La mirada de María, Consoladora de los afligidos, ilumina el rostro de la Iglesia en su compromiso diario en favor de los necesitados y los que sufren. Los frutos maravillosos de esta solicitud de la Iglesia hacia el mundo del sufrimiento y la enfermedad son motivo de agradecimiento al Señor Jesús, que se hizo solidario con nosotros, en obediencia a la voluntad del Padre y hasta la muerte en la cruz, para que la humanidad fuera redimida. La solidaridad de Cristo, Hijo de Dios nacido de María, es la expresión de la omnipotencia misericordiosa de Dios que se manifiesta en nuestras vidas ―especialmente cuando es frágil, herida, humillada, marginada, sufriente―, infundiendo en ella la fuerza de la esperanza que nos ayuda a levantarnos y nos sostiene.

 Tanta riqueza de humanidad y de fe no debe perderse, sino que nos ha de ayudar a hacer frente a nuestras debilidades humanas y, al mismo tiempo, a los retos actuales en el ámbito sanitario y tecnológico. En la Jornada Mundial del Enfermo podemos encontrar una nueva motivación para colaborar en la difusión de una cultura respetuosa de la vida, la salud y el medio ambiente; un nuevo impulso para luchar en favor del respeto de la integridad y dignidad de las personas, incluso a través de un enfoque correcto de las cuestiones de bioética, la protección de los más débiles y el cuidado del medio ambiente.

Con motivo de la XXV Jornada Mundial del Enfermo, renuevo, con mi oración y mi aliento, mi cercanía a los médicos, a los enfermeros, a los voluntarios y a todos los consagrados y consagradas que se dedican a servir a los enfermos y necesitados; a las instituciones eclesiales y civiles que trabajan en este ámbito; y a las familias que cuidan con amor a sus familiares enfermos. Deseo que todos sean siempre signos gozosos de la presencia y el amor de Dios, imitando el testimonio resplandeciente de tantos amigos y amigas de Dios, entre los que menciono a san Juan de Dios y a san Camilo de Lelis, patronos de los hospitales y de los agentes sanitarios, y a la santa Madre Teresa de Calcuta, misionera de la ternura de Dios.

Hermanos y hermanas, enfermos, agentes sanitarios y voluntarios, elevemos juntos nuestra oración a María, para que su materna intercesión sostenga y acompañe nuestra fe y nos obtenga de Cristo su Hijo la esperanza en el camino de la curación y de la salud, el sentido de la fraternidad y de la responsabilidad, el compromiso con el desarrollo humano integral y la alegría de la gratitud cada vez que nos sorprenda con su fidelidad y su misericordia.


EL INGENIO DE UNA HORMIGA


Un gran hombre demuestra su grandeza por la forma en que trata a los pequeños. ¡El ingenio de una hormiga!

Hace un tiempo me puse a observar detenidamente la vida de las hormigas, y confieso que quede asombrado al verlas trabajar con tanto orden y empeño.

Pero una hormiga en particular atrajo mi atención. Negra y de tamaño mediano, la hormiga llevaba como carga una pajita que era seis veces más larga que ella misma.

Después de avanzar casi un metro con semejante carga, llegó a una especie de grieta, estrecha pero profunda, formada entre dos grandes piedras. 

Probó cruzar de una manera y de otra, pero todo su esfuerzo fue en vano. Hasta que por fin la hormiguita hizo lo insólito. 

Con toda habilidad apoyó los extremos de la pajita en un borde y otro de la grieta, y así se construyó su propio puente, sobre el cual pudo atravesar el abismo. 

Al llegar al otro lado, tomó nuevamente su carga y continuó su esforzado viaje sin inconvenientes.

La hormiga supo convertir su carga en un puente, y así pudo continuar su viaje. De no haber tenido esa carga, que bien pesada era para ella, no habría podido avanzar en su camino.

¿Captamos la moraleja?

¡Cuántas veces nos quejamos por los problemas, las cargas y las pruebas que debemos soportar! Pero sin darnos cuenta, esas mismas cargas -bien tomadas- pueden convertirse en puentes y peldaños que nos ayudan a triunfar.

Con frecuencia debemos padecer males para disfrutar luego de los bienes mayores; que debemos llevar con valor nuestras cargas para luego convertirlas en puentes de éxito y prosperidad.

jueves, 9 de febrero de 2017

EL PODEROSO HA HECHO OBRAS GRANDES EN MI


Me gustaría animar a todos los enfermos, a las personas que sufren, a los médicos, enfermeras, familiares y a los voluntarios a que vean en María, Salud de los enfermos, a aquella que es para todos los seres humanos garante de la ternura del amor de Dios y modelo de abandono a su voluntad; y a que siempre encuentren en la fe, alimentada por la Palabra y los Sacramentos, la fuerza para amar a Dios y a los hermanos en la experiencia también de la enfermedad.

Como santa Bernadette estamos bajo la mirada de María. La humilde muchacha de Lourdes cuenta que la Virgen, a la que llamaba «la hermosa Señora», la miraba como se mira a una persona. Estas sencillas palabras describen la plenitud de una relación. Bernadette, pobre, analfabeta y enferma, se siente mirada por María como persona. La hermosa Señora le habla con gran respeto, sin lástima. Esto nos recuerda que cada paciente es y será siempre un ser humano, y debe ser tratado en consecuencia. Los enfermos, como las personas que tienen una discapacidad incluso muy grave, tienen una dignidad inalienable y una misión en la vida y nunca se convierten en simples objetos, aunque a veces puedan parecer meramente pasivos, pero en realidad nunca es así.

Bernadette, después de haber estado en la Gruta y gracias a la oración, transforma su fragilidad en apoyo para los demás, gracias al amor se hace capaz de enriquecer a su prójimo y, sobre todo, de ofrecer su vida por la salvación de la humanidad. El hecho de que la hermosa Señora le pida que rece por los pecadores, nos recuerda que los enfermos, los que sufren, no sólo llevan consigo el deseo de curarse, sino también el de vivir la propia vida de modo cristiano, llegando a darla como verdaderos discípulos misioneros de Cristo. A Bernadette, María le dio la vocación de servir a los enfermos y la llamó para que se hiciera Hermana de la Caridad, una misión que ella cumplió de una manera tan alta que se convirtió en un modelo para todos los agentes sanitarios.

Pidamos pues a la Inmaculada Concepción la gracia de saber siempre ver al enfermo como a una persona que, ciertamente, necesita ayuda, a veces incluso para las cosas más básicas, pero que también lleva consigo un don que compartir con los demás.

miércoles, 8 de febrero de 2017

EL ASOMBRO ANTE LAS OBRAS QUE DIOS REALIZA


Queridos hermanos y hermanas:


El próximo 11 de febrero se celebrará en toda la Iglesia y, especialmente, en Lourdes, la XXV Jornada Mundial del Enfermo, con el tema: El asombro ante las obras que Dios realiza: «El Poderoso ha hecho obras grandes por mí…» (Lc 1, 49). Esta Jornada, instituida por mi predecesor san Juan Pablo II, en 1992, y celebrada por primera vez precisamente en Lourdes el 11 de febrero de 1993, constituye una ocasión para prestar especial atención a la situación de los enfermos y de todos los que sufren en general; y, al mismo tiempo, es una llamada dirigida a los que se entregan en su favor, comenzando por sus familiares, los agentes sanitarios y voluntarios, para que den gracias por la vocación que el Señor les ha dado de acompañar a los hermanos enfermos.

Además, esta celebración renueva en la Iglesia la fuerza espiritual para realizar de la mejor manera posible esa parte esencial de su misión que incluye el servicio a los últimos, a los enfermos, a los que sufren, a los excluidos y marginados (cf. Juan Pablo II, Motu proprio Dolentium hominum, 11 febrero 1985, 1). Los encuentros de oración, las liturgias eucarísticas y la unción de los enfermos, la convivencia con los enfermos y las reflexiones sobre temas de bioética y teológico-pastorales que se celebrarán en aquellos días en Lourdes, darán una aportación nueva e importante a ese servicio.


LO QUE OPINA LA IGLESIA DE LOS ANTICONCEPTIVOS


La Iglesia entiende que los esposos pueden desear en algún momento dentro del matrimonio, espaciar el nacimiento de los hijos por motivos realmente graves (nunca por egoísmo o comodidad).

La Iglesia, en estos casos extremos, permite hacer uso de los períodos infértiles de la mujer. Es decir permite la utilización de métodos, en los que la abstinencia en los períodos fértiles disminuye la posibilidad de un embarazo.

Los esposos saben que en ciertos momentos sus relaciones sexuales pueden iniciar una nueva vida. Como padres potenciales desean lo mejor para sus hijos, y pueden llegar a existir situaciones en la vida del matrimonio y de la familia que obliguen a los esposos a desear retrasar un nacimiento. Nos referimos a motivos graves que no pueden ser simplemente la comodidad, la pereza o el miedo egoísta a lo que implica un nuevo hijo en la familia.

Por lo mismo, la Iglesia indica que en tales casos los esposos pueden recurrir a aquellos métodos que ayudar a conocer cuáles son los días de potencial fertilidad para evitar, en tales días, las relaciones sexuales. Entre tales métodos tiene especial validez el método de la ovulación o método Billings, que ayuda a los esposos a vivir la propia sexualidad, en el máximo respeto de la dignidad de la mujer.

Es moralmente ilícito recurrir a los métodos naturales o artificiales que impliquen negar o rechazar la dimensión fecunda del marido y de la mujer, es decir, que permiten realizar el acto sexual en un modo que busca solamente el placer. Son todavía más inmorales, aquellos métodos que no sólo no impiden la fecundación, sino que pueden ocasionar un aborto precoz.

martes, 7 de febrero de 2017

LA UTILIZACIÓN DE DISPOSITIVOS MECÁNICOS


a) Para la mujer: El dispositivo intra-uterino o DIU. Se le conoce como “el aparato”, ya que se coloca en el interior de la matriz o útero de la mujer. Normalmente, es de cobre o de otro material agresivo para los espermatozoides. Contiene espermaticidas que logran matar a algunos de los espermatozoides que entran en la matriz y de esta forma evita la fecundación del óvulo. Pero, básicamente crea un ambiente agresivo en la matriz evitando así la implantación del óvulo ya fecundado, es decir, el anidamiento del nuevo bebé, el cual al no ser sostenido por la matriz, muere. Por esta razón, se considera al dispositivo como abortivo. Es decir, mata a una vida ya existente.

b) Para el hombre: El preservativo o condón.

Consiste en cubrir el miembro viril con una membrana de látex antes de la eyaculación para evitar que los espermatozoides lleguen al cuerpo de la mujer. 

LA INTERRUPCIÓN DEL ACTO SEXUAL


La interrupción del acto sexual o “retirada” (Onanismo). Este procedimiento anticonceptivo recibe su nombre de Onán, un personaje bíblico que, en el momento de la unión sexual, se retiraba antes de la eyaculación para evitar que los espermatozoides se depositaran dentro del cuerpo de la mujer. (Gén. 38, 6-10).

El onanismo conocido también como "retirada" o "coito interrumpido" cambia la naturaleza del acto sexual, que hay que realizarlo conforme a la naturaleza de éste. Limita la finalidad del acto a la mera unión, al mero placer, haciendo a un lado la procreación.

lunes, 6 de febrero de 2017

¿EN QUÉ CONSISTE LA ESTERILIZACIÓN?


La esterilización es la operación quirúrgica que quita del hombre o de la mujer la capacidad para procrear. Cuando se quiere que no haya concepción, la esterilización es un pecado, pues busca evitar una nueva vida.

Hay ocasiones que por enfermedad grave de la mujer, se necesita operar para que ésta no muera. En estos casos de emergencia no se busca no tener hijos, sino salvar la vida de la mujer. Por ejemplo, cuando ella sufre gravemente de cáncer en la matriz.

Las formas más frecuentes de esterilización anticonceptiva son:

a) En la mujer: la ligadura de las trompas de Falopio o salpingoclasia.
Esta esterilización consiste en amarrar, cortar o ligar los conductos que van desde los ovarios a la matriz, llamados como decíamos, trompas de Falopio, para que el óvulo nunca pueda unirse con el espermatozoide.

b) En el hombre: la vasectomía.
Esta esterilización consiste en cortar los canales que van de los testículos al pene, para que los espermatozoides nunca salgan del cuerpo del hombre, y por tanto, nunca puedan llegar al óvulo y fecundarlo.

Esta práctica atenta contra la naturaleza. Es la mutilación de un órgano sano del cuerpo. Si hay dificultades por un nuevo embarazo, los esposos, por amor, han de ayudarse para que no se dé, pero sin afectar la naturaleza del cuerpo humano.

¿QUÉ ES LA ANTICONCEPCIÓN?


La anticoncepción es el empleo de medicamentos, aparatos o cualquier medio no natural que impidan la concepción. Buscan que las personas tengan relaciones sexuales por puro placer.

La anticoncepción va en contra de la naturaleza del hombre y de la mujer. La relación sexual tiene como finalidad la procreación y la unión de los esposos. Cuando se limita esta finalidad al mero placer sexual, se actúa en contra de la naturaleza.

¿Cuáles son los procedimientos más frecuentes?

1. La esterilización.
2. La interrupción del acto sexual o “retirada” (Onanismo).
3. La utilización de dispositivos mecánicos, tanto por parte del hombre (preservativos o condón) como de la mujer (dispositivo intrauterino).
4. Utilización de productos farmacológicos, como las píldoras o inyecciones.

sábado, 4 de febrero de 2017

¿QUÉ SIGNIFICA SER SAL Y LUZ EN EL MUNDO?


El Evangelio que hemos escuchado, es lo que sigue después de las Bienaventuranzas que escuchamos el domingo pasado, Jesús nos dice a nosotros sus discípulos: «ustedes son la sal de la tierra... ustedes son la luz del mundo».

Esto nos maravilla un poco si pensamos en quienes tenía Jesús delante cuando decía estas palabras. ¿Quiénes eran esos discípulos? Eran pescadores, gente sencilla, si son mansos, puros de corazón, misericordiosos... serán la sal de la tierra y la luz del mundo.

Para comprender mejor estas imágenes de sal y luz, tengamos presente que la Ley judía prescribía poner un poco de sal sobre cada ofrenda presentada a Dios, como signo de alianza. La luz, para Israel, era el símbolo de la revelación mesiánica que triunfa sobre las tinieblas del paganismo. Los cristianos, nuevo Israel, reciben, por lo tanto, una misión con respecto a todos los hombres: con la fe y la caridad pueden orientar, consagrar, hacer fecunda a la humanidad.

Todos nosotros, los bautizados, somos discípulos misioneros y estamos llamados a ser en el mundo un Evangelio viviente: con una vida santa daremos «sabor» a los distintos ambientes y los defenderemos de la corrupción, como lo hace la sal; y llevaremos la luz de Cristo con el testimonio de una caridad legítima. Pero si nosotros, los cristianos, perdemos el sabor y apagamos nuestra presencia de sal y de luz, perdemos la eficacia.

Todos estamos llamados a ser sal y luz. Jesús mismo fue “sal” durante treinta años de vida oculta en Nazaret. Dicen que san Luis Gonzaga, mientras jugaba se le preguntó, qué haría si supiera que al cabo de pocos momentos habría de morir, contestó: «Continuaría jugando». Y tú ¿qué harías? Pues hacer la vida normal de cada día, haciendo la vida agradable a la familia, a los compañeros de trabajo. No ser un martirio para ellos.

Cuando decimos que estamos llamados a ser luz es cuando profesamos nuestra fe, y más en los momentos más difíciles, muchas veces solo con el hecho de venir a misa ya es un motivo de burla para algunos miembros de la familia, esto es lo que significa ser Luz, estas brillando ante la obscuridad de ellos. Y la luz siempre se ve; aunque sea muy pequeña. Una lucecita puede cambiar una noche.

Pidamos los unos por los otros al Señor para que sepamos ser siempre sal y luz. Que nuestro obrar brille y de saber a este mundo insípido por el pecado. Que Nuestra Madre la Virgen María interceda siempre por nosotros.

jueves, 2 de febrero de 2017

¿QUÉ ES LA CONCEPCIÓN?


La concepción es el momento en que una de las células del hombre y otra de la mujer que sirven para dar la vida, se unen. La célula de la madre se llama óvulo, y la del padre, espermatozoide. El óvulo y el espermatozoide son como las semillas de la mujer y el hombre que al unirse forman un nuevo ser. La mujer guarda los óvulos en los ovarios, que son como unas "bolsitas llenas de semillas". Cada mes o cada 28 días algunos óvulos empiezan a crecer y madurar. Cuando ya hay alguno maduro, se rompe el ovario y el óvulo es expulsado a unos conductos llamados Trompas de Falopio. Si en su camino por estas Trompas el óvulo se encuentra con algún espermatozoide o "semilla masculina", se unen ambas semillas y es el momento de la concepción.

Desde ese momento existe una nueva persona con todas sus características y con un alma. De ahí en adelante, esa persona únicamente necesita un lugar cómodo para seguir desarrollándose. Ese pequeño bebé sigue su camino por las trompas hasta llegar a la matriz, que es el lugar donde se anida y crece hasta el momento del nacimiento. Desde el momento en que los óvulos empiezan a crecer, la matriz se va preparando y haciendo más gruesa para recibir al bebé. Si el óvulo, en su camino por las trompas no encuentra ningún espermatozoide, no hay concepción y el óvulo muere. La matriz que se había preparado para recibir al bebé se adelgaza de nuevo y se desprenden todas las membranas que iban a recibir al bebé. Este desprendimiento de las membranas con sangre es lo que se conoce como menstruación o "regla roja".

El hombre, por su parte, continuamente está formando espermatozoides, dentro de los testículos, que se encuentran en dos "bolsitas" en la parte exterior del cuerpo. Los espermatozoides salen de los testículos por unos canales y son expulsados del cuerpo a través del pene en un líquido en el momento de la eyaculación. Este líquido se conoce como semen, contiene millones de espermatozoides y es depositado en el interior de la mujer, en su vagina, en el momento de la relación sexual.


Para que haya concepción, el hombre tiene que depositar en la vagina de la mujer los espermatozoides, en los días cercanos a la ovulación, es decir cuando el óvulo sale del ovario. Los espermatozoides caminan por la matriz y llegan a las trompas de Falopio en busca del óvulo para unirse con él. Si un espermatozoide se une con el óvulo, hay concepción. En ese momento Dios crea el alma del nuevo bebé.

miércoles, 1 de febrero de 2017

NO PODEMOS REDUCIR A DIOS A NUESTRO MODO DE SER


Si un niño puede entender esto, ¿por qué nosotros no?

Un día, una niña de 6 años estaba en su salón de clases.
La maestra iba a explicar la evolución a los niños. 
Entonces le pregunta a un niño:

Tommy, ¿ves ese árbol allá fuera?
Sí, Maestra.

Tommy, ¿ves el pasto allá afuera?
Sí, lo veo maestra.

Tommy, ve asómate, mira hacia arriba y dime si puedes ver el cielo.
Muy bien maestra (Volvió al cabo de unos minutos). Sí, vi el cielo.

Tommy ¿Viste a Dios?
No, maestra.

Y dice la maestra: Ese es mi punto. No podemos ver a Dios porque no está ahí. Él no existe.

Entonces una pequeña niña interrumpe y pidió permiso para hacerle unas preguntas  al niño. La maestra aceptó y la niñita preguntó:

- Tommy, ¿ves ese árbol allá fuera?
- Sí, dijo Tommy.

- Tommy, ¿ves el pasto allá afuera?
- Síííííííííí... dijo Tommy (Cansado de todas esas preguntas)

- ¿Ves el cielo?
 - Síííííííííí... dijo Tommy de nuevo.

- Tommy, ¿ves a la maestra?
- Sí...

- ¿Ves su cerebro?
- No… dijo Tommy.

Dijo la Niña: Entonces, según lo que hemos aprendido hoy con la maestra, ¡ella no tiene cerebro!

MORALEJA: No podemos reducir a Dios a nuestro modo de ver.


LA MENTALIDAD ANTI-VIDA


El mundo de hoy ha perdido mucho el sentido cristiano de la vida. Por ello ya no se maravilla del hecho formidable de traer al mundo a un nuevo ser humano. Hoy, el mundo dice que la vida no es importante. ¿Por qué? Porque se piensa que la vida es sólo para comer, dormir, trabajar, divertirse. No se cree en la vida eterna. Entonces, si se cree que después no habrá nada, nada vale la vida hoy. El mundo de hoy tampoco comprende las siguientes palabras de Jesús: “La mujer que ha dado a luz está gozosa, por la alegría que tiene de haber traído al mundo un hombre” (Jn 16, 21).

¿Por qué existe la mentalidad anti-vida?

Precisamente porque los hombres de hoy ya no saben para qué se vive: para alcanzar la vida eterna. Esta mentalidad nos dice: “¡Que importa la vida si termina con la muerte! Mejor dediquémonos a disfrutar esta vida en el placer y la comodidad.

Al olvidarse que la vida es para alcanzar la vida eterna, que es lo que sabemos los cristianos, habrá desprecio a tener hijos. Lo único que ha de importar es el placer y la comodidad. ¿Para qué tener hijos? Son sólo un estorbo. Vivamos mejor las relaciones sexuales por puro placer, sin la responsabilidad de tener hijos.

En el mundo actual también se manejan otro tipo de valores como el dinero y el poder. Se piensa que alguien es mejor porque tiene más dinero o mejor puesto. Se dice que alguien triunfa en la vida si logra hacer dinero y vivir bien. Muchas veces, sin importar lo que ha tenido que hacer para lograrlo, ya sea matar, robar, engañar, o simplemente hacer a un lado las necesidades de los demás para pensar en uno mismo, etc.
Se han dejado a un lado valores importantísimos, como el respeto a la vida y a su origen, el respeto a la familia y a la persona misma, sin importar lo que posee.