martes, 21 de febrero de 2017

EL AMOR Y LA SEXUALIDAD HUMANA



El hombre está llamado al amor y al don de sí en su unidad corpóreo-espiritual. Feminidad y masculinidad son dones complementarios, en cuya virtud la sexualidad humana es parte integrante de la concreta capacidad de amar que Dios ha inscrito en el hombre y en la mujer. 

«La sexualidad es un elemento básico de la personalidad; un modo propio de ser, de manifestarse, de comunicarse con los otros, de sentir, expresar y vivir el amor humano». Esta capacidad de amar como don de sí tiene, por tanto, su «encarnación» en el carácter esponsal del cuerpo, en el cual está inscrita la masculinidad y la feminidad de la persona. 

«El cuerpo humano, con su sexo, y con su masculinidad y feminidad visto en el misterio mismo de la creación, es no sólo fuente de fecundidad y de procreación, como en todo el orden natural, sino que incluye desde el «principio» el atributo «esponsalicio», es decir, la capacidad de expresar el amor: ese amor precisamente en el que el hombre-persona se convierte en don y—mediante este don— realiza el sentido mismo de su ser y existir». Toda forma de amor tiene siempre esta connotación masculino-femenina.

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