sábado, 4 de febrero de 2017

¿QUÉ SIGNIFICA SER SAL Y LUZ EN EL MUNDO?


El Evangelio que hemos escuchado, es lo que sigue después de las Bienaventuranzas que escuchamos el domingo pasado, Jesús nos dice a nosotros sus discípulos: «ustedes son la sal de la tierra... ustedes son la luz del mundo».

Esto nos maravilla un poco si pensamos en quienes tenía Jesús delante cuando decía estas palabras. ¿Quiénes eran esos discípulos? Eran pescadores, gente sencilla, si son mansos, puros de corazón, misericordiosos... serán la sal de la tierra y la luz del mundo.

Para comprender mejor estas imágenes de sal y luz, tengamos presente que la Ley judía prescribía poner un poco de sal sobre cada ofrenda presentada a Dios, como signo de alianza. La luz, para Israel, era el símbolo de la revelación mesiánica que triunfa sobre las tinieblas del paganismo. Los cristianos, nuevo Israel, reciben, por lo tanto, una misión con respecto a todos los hombres: con la fe y la caridad pueden orientar, consagrar, hacer fecunda a la humanidad.

Todos nosotros, los bautizados, somos discípulos misioneros y estamos llamados a ser en el mundo un Evangelio viviente: con una vida santa daremos «sabor» a los distintos ambientes y los defenderemos de la corrupción, como lo hace la sal; y llevaremos la luz de Cristo con el testimonio de una caridad legítima. Pero si nosotros, los cristianos, perdemos el sabor y apagamos nuestra presencia de sal y de luz, perdemos la eficacia.

Todos estamos llamados a ser sal y luz. Jesús mismo fue “sal” durante treinta años de vida oculta en Nazaret. Dicen que san Luis Gonzaga, mientras jugaba se le preguntó, qué haría si supiera que al cabo de pocos momentos habría de morir, contestó: «Continuaría jugando». Y tú ¿qué harías? Pues hacer la vida normal de cada día, haciendo la vida agradable a la familia, a los compañeros de trabajo. No ser un martirio para ellos.

Cuando decimos que estamos llamados a ser luz es cuando profesamos nuestra fe, y más en los momentos más difíciles, muchas veces solo con el hecho de venir a misa ya es un motivo de burla para algunos miembros de la familia, esto es lo que significa ser Luz, estas brillando ante la obscuridad de ellos. Y la luz siempre se ve; aunque sea muy pequeña. Una lucecita puede cambiar una noche.

Pidamos los unos por los otros al Señor para que sepamos ser siempre sal y luz. Que nuestro obrar brille y de saber a este mundo insípido por el pecado. Que Nuestra Madre la Virgen María interceda siempre por nosotros.

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