miércoles, 5 de abril de 2017

¿POR QUÉ ARRODILLARSE ANTE EL SACERDOTE?



Dice Juan Pablo II, en su libro Don y Misterio, citando San Pablo, que el sacerdote es administrador de los misterios de Dios: El sacerdote recibe de Cristo los bienes de la salvación para distribuirlos debidamente entre las personas.

Cuenta el historiador José de Sigüenza hablando de Fray Hernando de Talavera, Primer Arzobispo de Granada, que la reina Isabel la Católica lo llamó para confesarse con él. Era la primera vez que lo hacía con él. Habían preparado dos reclinatorios, pero el obispo se sentó. Le dijo la reina:

-         Ambos hemos de estar de rodillas.
Pero el confesor contestó:
-      No, Señora. Vuestra Alteza sí debe estar de rodillas, para confesar sus pecados; pero yo he de estar sentado, porque éste es el Tribunal de Dios y yo estoy aquí representándolo.
Calló la reina y se confesó de rodillas. Después dijo:
-   Éste es el confesor que yo buscaba.

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