Hay quienes dudan de la
existencia de Dios, o simplemente la niegan, nosotros quizás nos esforzamos por
convencerlos de que Dios existe; quizás no lo logramos.
¿Por qué no lo logramos? ¿Porque
Dios no existe o porque nosotros no sabemos demostrar su existencia?
Al mundo hay que decirle que
Dios existe, no tanto con argumentos, cuanto con obras; hay que presentar un
Dios vivo y vivificante; al fin y al cabo, como Él es.
En todo cuanto toquemos,
pongamos la marca de Dios, en todo lo que digamos, transparentemos a Dios… y pronto
los demás verán esas marcas de Dios, oirán esos sonidos de Dios, sentirán esa
presencia de Dios.
Y sobrarán los argumentos,
como el niño no necesita argumentos para amar a su madre, el hombre no debe
necesitarlo para creer en Dios ni para amarlo.