Los ángeles son seres espirituales
creados por Dios por una libre decisión de su Voluntad divina. Son seres
inmortales, dotados de inteligencia y voluntad. Debido a su naturaleza espiritual,
los ángeles no pueden ser vistos ni captados por los sentidos.
En algunas ocasiones muy
especiales, con la intervención de Dios, se han visto y oído materialmente. La
reacción de las personas al verlos u oírlos ha sido de asombro y de respeto.
Por ejemplo, los profetas Daniel y Zacarías. En el siglo IV, el arte religioso
representó a los ángeles con forma de figura humana. En el siglo V, se le
añadieron las alas, como símbolo de su prontitud en realizar la Voluntad divina
y en trasladarse de un lugar a otro sin la menor dificultad.
En la Biblia encontramos algunos
motivos para que los ángeles sean representados como seres brillantes, de
aspecto humano y alados. Por ejemplo, el profeta Daniel escribe que un
"ser que parecía varón" -se refería al arcángel Gabriel- volando rápidamente,
vino a él (Daniel 8, 15-16; 9,21). Y, en el libro del Apocalipsis, son
frecuente las apariciones de ángeles que claman, tocan las trompetas, llevan
mensajes o son portadores de copas e incensarios; otros que suben, bajan o
vuelan; otros que están de pie en cada uno de los cuatro puntos cardinales de
la tierra o junto al trono del Cordero, Cristo.
La misión de los ángeles es amar,
servir y dar gloria a Dios, ser mensajeros y cuidar y ayudar a los hombres.
Ellos están constantemente en la presencia de Dios, atentos a sus órdenes,
orando, adorando, vigilando, cantando y alabando a Dios y pregonando sus
perfecciones. Se puede decir que son mediadores, custodios, guardianes,
protectores y ministros de la justicia divina.
La presencia y la acción de los
ángeles aparece a lo largo del Antiguo Testamento, en muchos de sus libros
sagrados. Aparece frecuentemente, también, en la vida y enseñanzas de Nuestro
Señor, Jesucristo, en la Carta de san Pablo, en los Hechos de los Apóstoles y,
principalmente, en el Apocalipsis.
Con la lectura de estos textos,
podemos descubrir algo más acerca de los ángeles: nos protegen, nos defienden
físicamente y nos fortalecen al combatir las fuerzas del mal. Luchan con todo
su poder por y con nosotros. Como ejemplo, está la milagrosa
liberación de San Pedro que pudo huir de la prisión ayudado por un ángel
(Hechos 12, 7 y siguientes). También, aparece un ángel deteniendo el brazo de
Abraham, para que no sacrificara a su hijo, Isaac.
Los ángeles nos comunican mensajes
importantes del Señor en determinadas circunstancias de la vida. En momentos de
dificultad, se les puede pedir luz para tomar una decisión, para solucionar un
problema, actuar acertadamente y para descubrir la verdad. Por ejemplo, tenemos las
apariciones a la Virgen María, a San José y a Zacarías. Todos ellos recibieron
mensajes de los ángeles. Los ángeles cumplen, también, las sentencias de
castigo del Señor, como el castigo a Herodes Agripa (Hechos de los Apóstoles) y
la muerte de los primogénitos egipcios (Exódo 12, 29).
Los ángeles presentan nuestras
oraciones al Señor y nos conducen a Él. Nos acompañan a lo largo de nuestra
vida y nos conducirán, con toda bondad, después de nuestra muerte, hasta el
trono de Dios para nuestro encuentro definitivo con Él. Este será el último servicio
que nos presten, pero el más importante.
El arcángel Rafael dice a Tobías:
"Cuando ustedes oraban, yo presentaba sus oraciones al Señor", (Tob
12, 12 - 16). Ellos nos animan a ser buenos pues
ven continuamente el rostro de Dios y también ven el nuestro. Debemos tener
presentes las inspiraciones de los ángeles para saber obrar correctamente en
todas las circunstancias de la vida. "Los ángeles se regocijan cuando un
pecador se arrepiente", (Lucas 15, 10).
Cfr: Catholic.net
Cfr: Catholic.net
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si te gustó el artículo, déjame tu comentario.