Concatedral Chimaltenango |
Por esto nos cuesta reconocer la sustancial diferencia entre noviazgo y matrimonio”.
Sin embargo, en una cultura caracterizada por la provisionalidad y la búsqueda de un bienestar inmediato, “debemos saber transmitir a los jóvenes que el matrimonio no es una simple fiesta nupcial - precisó Franceschi - sino un proyecto de vida, que afecta a toda la persona y que requiere virtudes: fortaleza, generosidad, prudencia, magnanimidad y, por encima de todo, caridad”.
La importancia del vínculo
Citando al Papa Francisco en Amoris Laetitia, Franceschi afirmó que necesitamos una pastoral del vínculo, “que ayude a los jóvenes a comprender que amar significa entregarse en forma total y exclusiva, acoger plenamente al otro, y no sólo experimentar emociones fuertes. Vale la pena casarse, pero también vale la pena comunicar la belleza y la riqueza del matrimonio”.
Al concluir, el docente admitió que se trata de un compromiso notable: “El desafío puede parecer desmesurado, pero si iniciamos con la adecuada formación de los sacerdotes, de los fieles laicos y de los religiosos, seremos instrumentos eficaces para que cambien nuestras culturas. Los desafíos son grandes, pero tenemos todos los instrumentos para afrontarlos”.
Fuente: Family and media