El Papa Francisco, habiendo concluido una catequesis sobre la Carta de San Pablo a los Gálatas, ahora se ha centrado en el padre adoptivo de Jesús: San José de Nazaret.
“Nunca como antes, hoy, en este tiempo marcado por una crisis global de varios componentes, puede ofrecernos apoyo, consuelo y orientación. Por eso, he decidido dedicarle un ciclo de catequesis, que espero pueda ayudarnos más a dejarnos iluminar por su ejemplo y por su testimonio”, dijo el Papa Francisco en su audiencia general semanal.
El Papa Francisco nos señala la ubicación geográfica de San José como un punto importante para comprender su papel en nuestras vidas. Su vida en las pequeñas y tranquilas ciudades de Nazaret y Belén puede decirnos mucho en este tiempo.
De hecho, el Hijo de Dios no eligió Jerusalén como lugar de su encarnación, sino Belén y Nazaret, dos pueblos periféricos, alejados del clamor de las noticias y del poder del tiempo. Sin embargo, Jerusalén era la ciudad amada por el Señor (cf. Is 62,1-12), la «ciudad santa» (Dn 3,28), elegida por Dios para habitarla (cf. Zac 3,2; Sal 132,13). Aquí, en efecto, habitaban los maestros de la Ley, los escribas y fariseos, los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo.
José, que es un carpintero de Nazaret y que confía en el plan de Dios para su joven prometida y para él mismo, recuerda a la Iglesia que debe fijar su mirada en lo que el mundo ignora deliberadamente. Hoy José nos enseña esto: “a no mirar tanto a las cosas que el mundo alaba, a mirar los ángulos, a mirar las sombras, a mirar las periferias, lo que el mundo no quiere”. Nos recuerda a cada uno de nosotros que debemos dar importancia a lo que otros descartan.
Si también vive en las “periferias”, en lugares pequeños y aparentemente sin importancia u olvidados, el Papa Francisco tiene esto que decirle:
“Hoy me gustaría enviar un mensaje a todos los hombres y mujeres que viven en las periferias geográficas más olvidadas del mundo, o que viven situaciones de marginación existencial. Que encuentres en San José al testigo y protector al que acudir”.
San José, tú que siempre te has fiado de Dios, y has tomado tus decisiones guiado por su providencia, enséñanos a no contar tanto en nuestros proyectos, sino en su plan de amor. Tú que vienes de las periferias, ayúdanos a convertir nuestra mirada y a preferir lo que el mundo descarta y pone en los márgenes. Conforta a quien se siente solo Y sostiene a quien se empeña en silencio Por defender la vida y la dignidad humana. Amén.