martes, 23 de noviembre de 2021

SAN JOSÉ VIVIÓ EN LAS PERIFERIAS

Sagrada familia

El Papa Francisco, habiendo concluido una catequesis sobre la Carta de San Pablo a los Gálatas, ahora se ha centrado en el padre adoptivo de Jesús: San José de Nazaret. 

“Nunca como antes, hoy, en este tiempo marcado por una crisis global de varios componentes, puede ofrecernos apoyo, consuelo y orientación. Por eso, he decidido dedicarle un ciclo de catequesis, que espero pueda ayudarnos más a dejarnos iluminar por su ejemplo y por su testimonio”, dijo el Papa Francisco en su audiencia general semanal. 

El Papa Francisco nos señala la ubicación geográfica de San José como un punto importante para comprender su papel en nuestras vidas. Su vida en las pequeñas y tranquilas ciudades de Nazaret y Belén puede decirnos mucho en este tiempo. 

De hecho, el Hijo de Dios no eligió Jerusalén como lugar de su encarnación, sino Belén y Nazaret, dos pueblos periféricos, alejados del clamor de las noticias y del poder del tiempo. Sin embargo, Jerusalén era la ciudad amada por el Señor (cf. Is 62,1-12), la «ciudad santa» (Dn 3,28), elegida por Dios para habitarla (cf. Zac 3,2; Sal 132,13). Aquí, en efecto, habitaban los maestros de la Ley, los escribas y fariseos, los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo. 

José, que es un carpintero de Nazaret y que confía en el plan de Dios para su joven prometida y para él mismo, recuerda a la Iglesia que debe fijar su mirada en lo que el mundo ignora deliberadamente. Hoy José nos enseña esto: “a no mirar tanto a las cosas que el mundo alaba, a mirar los ángulos, a mirar las sombras, a mirar las periferias, lo que el mundo no quiere”. Nos recuerda a cada uno de nosotros que debemos dar importancia a lo que otros descartan. 

Si también vive en las “periferias”, en lugares pequeños y aparentemente sin importancia u olvidados, el Papa Francisco tiene esto que decirle: 

“Hoy me gustaría enviar un mensaje a todos los hombres y mujeres que viven en las periferias geográficas más olvidadas del mundo, o que viven situaciones de marginación existencial. Que encuentres en San José al testigo y protector al que acudir”. 

San José, tú que siempre te has fiado de Dios, y has tomado tus decisiones guiado por su providencia, enséñanos a no contar tanto en nuestros proyectos, sino en su plan de amor. Tú que vienes de las periferias, ayúdanos a convertir nuestra mirada y a preferir lo que el mundo descarta y pone en los márgenes. Conforta a quien se siente solo Y sostiene a quien se empeña en silencio Por defender la vida y la dignidad humana. Amén.

EN LOS MOMENTOS DIFÍCILES DE LA VIDA MATRIMONIAL, LEA ESTO

© Elena y Rafael
1. "Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, varón y mujer los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo Dios: Sean fecundos y multiplíquense y llenen la tierra y sométanla; manden en los peces del mar y en las aves de los cielos y en todo animal que serpea sobre la tierra" (Génesis 1,27-28) 

2. "Que el hombre no separe lo que Dios ha unido". (Marcos 10,9) 

3. "Goza de la vida con la mujer que amas, mientras dure esa vana existencia que Dios te concede bajo el sol, porque esa es tu parte en la vida y en el esfuerzo que realizas bajo el sol". (Eclesiastés 9,9) 

4. "Y a uno solo se lo domina, pero los dos podrán resistir, porque la cuerda de tres hilos no se rompe fácilmente". (Eclesiastés 4,12) 

5. "De la misma manera, los maridos deben siempre tratar a sus esposas con consideración en su vida juntos, respetando a la mujer como alguien que, aunque sea más débil, es igualmente heredera del generoso don de la vida. Esto evitará que cualquier cosa se interponga en sus oraciones". (1 Pedro 3,7) 

© Elena y Rafael
6. "Sobre todo, ámense profundamente los unos a los otros, porque el amor cubre todos los pecados". (1 Pedro 4,8) 

7. "Yo, que estoy preso por el Señor, los exhorto a comportarse de una manera digna de la vocación que han recibido. Con mucha humildad, mansedumbre y paciencia, sopórtense mutuamente por amor. Traten de conservar la unidad del Espíritu, mediante el vínculo de la paz". (Efesios 4, 1-3) 

8. "Sean mutuamente buenos y compasivos, perdonándose los unos a los otros como Dios los ha perdonado en Cristo". (Efesios 4,32) 

9. "De la misma manera, las esposas deben ser obedientes a sus esposos. Entonces, si hay algunos maridos que no creen en la Palabra, pueden encontrarse convencidos, sin que se diga una palabra, por la forma en que sus esposas se comportan". (1 Pedro 3,1) 

10. "Hasta ahora, ustedes no tuvieron tentaciones que superen sus fuerzas humanas. Dios es fiel, y él no permitirá que sean tentados más allá de sus fuerzas. Al contrario, en el momento de la tentación, les dará el medio de librarse de ella, y los ayudará a soportarla". (1 Corintios 10,13) 

© Elena y Rafael
11. "Tengan todos en gran honor el matrimonio, y el lecho conyugal sea inmaculado; que a los fornicarios y adúlteros los juzgará Dios". (hebreos 13,4) 

12. "Confía en el Señor de todo corazón y no te apoyes en tu propia inteligencia; reconócelo a él en todos tus caminos y Él allanará tus senderos". (Proverbios 3, 5-6) 

13. "¿Acaso no soy yo el que te ordeno que seas fuerte y valiente? No temas ni te acobardes, porque el Señor, tu Dios, estará contigo dondequiera que vayas". (Josué 1,9) 

14. "Sabemos, además, que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman, de aquellos que él llamó según su designio". (Romanos 8,28) 

15. "Yo conozco muy bien los planes que tengo proyectados sobre ustedes -oráculo del Señor-: son planes de prosperidad y no de desgracia, para asegurarles un porvenir y una esperanza" (Jeremías 29,11)

jueves, 18 de noviembre de 2021

20 CONSEJOS PARA SER UN BUEN ESPOSO

© Elena y Rafael
1. Bajo ninguna circunstancia le grites a tu esposa. Es muy doloroso para ella. (Prov 15, 1) 

2. Nunca hables mal de ella. No uses términos despectivos, ella se puede convertir en lo que tú le digas. (Génesis 2, 19) 

3. Nunca compares a tu esposa con otra mujer. Si la otra hubiera sido la mejor para ti, entonces Dios te la hubiera dado. (2 Cor 10, 12) 

4. Tu amor marital, afecto, piropos, etc. son sólo para ella, no lo hagas con otra mujer, puede ser que se ponga celosa. (Mateo 5,18) 

5. Nunca descuides tu intimidad sexual. Tu cuerpo es de ella y viceversa (1Cor 7, 4-5) 

6. Sé amable y cariñoso con ella. Ella sacrificó todo para vivir contigo. A ella le duele cuando eres áspero, rudo e irritante. Sé comprensivo. (Efesios 4, 2) 

7. No escondas nada de ella. Ahora son uno, es tu ayuda idónea. No debes tener secretos para con ella. (Génesis 2,25) 

8. No uses palabras difamatorias y mucho menos delante de los hijos. Si tienes algo que resolver hazlo con buenos términos y en la intimidad de tu recámara. (Mateo 1:19) 

9. Sé agradecido con ella, porque ella se esfuerza contigo, con tus hijos, tu hogar, negocio, etc. (1 Tes 5,18). 

10. Quizás tu esposa no cocine igual o mejor que tu mamá, pero igual aprecia su cocina. No es fácil cocinar 3 veces al día, 365 días al año, rompe el ciclo y llévala a un buen restaurante, o sorpréndela y cocina tú. (Prov. 31, 14). 

11. Nunca pongas a tus familiares antes que a ella. Ella es tu esposa. Ella es uno contigo. (Génesis 2, 24) 

12. Invierte intencionadamente en su crecimiento espiritual. Cómprale libros, materiales, música espiritual, retiros, cosas que edifiquen y fortalezca su caminar con el Señor. (Efesios 5, 26) 

13. No olvides hacer el altar familiar, ora con ella, con tus hijos, comparte la Palabra de Dios siempre con tu familia. ( Santiago 5, 16) 

14. Saca tiempo de esparcimiento, disfruta de su compañía, juega, ríe, no seas aburrido. (Ecl 9, 9) 

15. Nunca uses el dinero para manipularla o controlarla. Todo lo tuyo es de ella. Ella fue unida a ti por la gracia de Dios. (1 Pedro 3, 7) 

16. Nunca hables mal de ella con otros, estarás hablando mal de ti también. Sé un escudo para ella. (Efesios 5, 30) 

17. Honra a sus padres y sé amable con sus familiares. (Cantares 8, 2) 

18. Nunca dejes de decirle cuanto la amas. Hazlo todos los días de su vida. Las mujeres nunca se cansan de ser amadas y de escuchar estos detalles. (Efesios 5, 25) 

19. Nunca le hagas comentarios negativos de su cuerpo, esto es fulminante. Recuerda, cada vez que te dio un hijo, arriesgó su vida, cuerpo y belleza. Ella no es sólo carne. Su cuerpo no determina su valor. Apóyala en sus cuidados estéticos. Apréciala y valórala, aunque lleguen los años. (Efesios 5:25) 

20. Y Tú crece, sé más como Jesús, pues Cristo debe ser tu cabeza, no hay nada que le regale más seguridad a una esposa que tener al lado a un hombre de Dios. (1 Cor 11:3)

lunes, 15 de noviembre de 2021

"SEÑOR, QUE VEA"

Evangelio según Lucas 18, 35-43

En aquel tiempo, cuando Jesús se acercaba a Jericó, un ciego estaba sentado a un lado del camino, pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntó qué era aquello, y le explicaron que era Jesús el nazareno, que iba de camino. Entonces él comenzó a gritar: “¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!” 

Los que iban adelante lo regañaban para que se callara, pero él se puso a gritar más fuerte: “¡Hijo de David, ten compasión de mí!” Entonces Jesús se detuvo y mandó que se lo trajeran. Cuando estuvo cerca, le preguntó: “¿Qué quieres que haga por ti?” Él le contestó: “Señor, que vea”. Jesús le dijo: “Recobra la vista; tu fe te ha curado”. 

Enseguida el ciego recobró la vista y lo siguió, bendiciendo a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alababa a Dios.

sábado, 13 de noviembre de 2021

EUCARISTÍA Y SACERDOCIO

© Don Cristian Mendoza
En la Eucaristía Jesús da gracias al Padre con nosotros y por nosotros. Esta acción de gracias de Jesús ¿cómo no ha de plasmar la vida del sacerdote? 
Él sabe que debe fomentar constantemente un espíritu de gratitud por tantos dones recibidos a lo largo de su existencia y, en particular, por el don de la fe, que ahora tiene el ministerio de anunciar, y por el del sacerdocio, que lo consagra completamente al servicio del Reino de Dios. 
Tenemos ciertamente nuestras cruces —y ¡no somos los únicos que las tienen!—, pero los dones recibidos son tan grandes que no podemos dejar de cantar desde lo más profundo del corazón nuestro Magnificat.

MAGNIFICAT

Lc 1, 46-55


Proclama mi alma 
la grandeza del Señor, 
se alegra mi espíritu en Dios, 
mi salvador; 
porque ha mirado la humillación 
de su esclava. 

Desde ahora me felicitarán 
todas las generaciones, 
porque el Poderoso ha hecho 
obras grandes por mí: 
su nombre es santo, 
y su misericordia llega a sus fieles 
de generación en generación. 

Él hace proezas con su brazo: 
dispersa a los soberbios de corazón, 
derriba del trono a los poderosos 
y enaltece a los humildes, 
a los hambrientos los colma de bienes 
y a los ricos los despide vacíos. 

Auxilia a Israel, su siervo, 
acordándose de la misericordia 
–como lo había prometido a nuestros padres– 
en favor de Abrahán 
y su descendencia por siempre. 

Gloria al Padre, y al Hijo, 
y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, 
ahora y siempre, 
por los siglos de los siglos. 
Amén.