Que bendición para la
Iglesia, el poder contar con cuatro sacerdotes. Hombres sacados entre los
hombres, no olvidemos que la opción de un joven de entregar su vida a Dios en
el sacerdocio no se comprende más que por el Amor. A san Josemaría le gustaba
decir que “Amor” con mayúscula es Dios mismo.
Es un camino con dos
afanes estrechamente unidos: El amor a Dios, antes que cualquier otra cosa, y
el amor al prójimo, por quien se entrega totalmente para ayudarle «en lo que
respecta a Dios» y estas misma palabras
lo recordaba Monseñor Gonzalo en la homilía de hoy.
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