Las disculpas no siempre
curan todo el daño hecho, son como las curitas, tapan las heridas pero sigue
doliendo.
miércoles, 31 de agosto de 2016
¿CUÁNTO INTERVIENE DIOS EN LA HISTORIA DE UN AMOR?
«Lo mejor de Dios no es que sea omnipotente, sino que no lo sea demasiado y que haya querido “necesitar” de los hombres. Dios es lo suficientemente listo para saber mejor que nadie que la omnipotencia se admira, se respeta, se venera, crea asombro, admiración, sumisión. Pero que solo la debilidad, la proximidad crea amor. Por eso, ya desde el día de la Creación, El, que nada necesita de nadie, quiso contar con la colaboración del hombre para casi todo. Y empezó por dejar en nuestras manos el completar la obra de la Creación y todo cuanto en la tierra sucedería».
lunes, 29 de agosto de 2016
NO TE ESTÁ PERMITIDO
En aquel tiempo, Herodes
había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel, encadenado. El
motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano
Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener la mujer de su hermano.
Herodías aborrecía a Juan y quería quitarlo de en medio; no acababa de
conseguirlo, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre
honrado y santo, y lo defendía. Cuando lo escuchaba, quedaba desconcertado, y
lo escuchaba con gusto. La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio
un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea.
La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados.
El rey le dijo a la joven:
«Pídeme lo que quieras, que te lo doy.» Y le juró: «Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino.» Ella salió a preguntarle a su madre: «¿Qué le
pido?» La madre le contestó: «La cabeza de Juan, el Bautista.»
Entró ella en seguida, a
toda prisa, se acercó al rey y le pidió: «Quiero que ahora mismo me des en una
bandeja la cabeza de Juan, el Bautista.» El rey se puso muy triste; pero, por
el juramento y los convidados, no quiso desairarla. En seguida le mandó a un
verdugo que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la
cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su
madre. Al enterarse sus discípulos, fueron a recoger el cadáver y lo
enterraron.
domingo, 28 de agosto de 2016
10 PALABRAS
“YO”
La palabra de dos letras más egoísta
EVITÉMOSLA
“EGO”
La
palabra de tres letras más venenosa...
ELIMINÉMOSLA
“AMOR”
La
palabra de cuatro letras más usada...
PRACTIQUÉMOSLO
“RUMOR”
La
palabra de cinco letras más rápida
IGNORÉMOSLO
“PERDÓN”
La
palabra de seis letras más necesaria…
APLIQUÉMOSLO
“NOSOTROS”
La
palabra de siete letras más satisfactoria...
USÉMOSLA
“HUMILDAD”
La
palabra de OCHO letras más AGRADABLE
APRENDÁMOSLA
“CONFIANZA”
La
palabra de nueve letras más esencial
TENGAMOS
FE
“JESUCRISTO”
LA
PALABRA DE DIEZ LETRAS MÁS AMOROSA
SIGÁMOSLO
En diapositiva:
sábado, 27 de agosto de 2016
SER EL ÚLTIMO
En el Evangelio de
este domingo, encontramos a Jesús como comensal en la casa de un jefe de los
fariseos. Dándose cuenta de que los invitados elegían los primeros puestos en
la mesa, contó una parábola, ambientada en un banquete nupcial. “Cuando seas
convidado por alguien a una boda, no te pongas en el primer puesto, no sea que
haya sido convidado por él otro más distinguido que tú, y viniendo el que te convidó
a ti y a él, te diga: “Deja el sitio a este” Al contrario, cuando seas
convidado, ve a sentarte en el último puesto”.
El Señor no pretende dar una lección de buenos
modales, ni sobre la jerarquía entre las distintas autoridades. Insiste, más
bien, en un punto decisivo, que es el de la humildad: “El que se ensalza será
humillado y el que se humilla será ensalzado”. Esta parábola, en un significado
más profundo, hace pensar también en la postura del hombre en relación con
Dios. De hecho, el “último lugar” puede representar la condición de la
humanidad degradada por el pecado, condición de la que sólo la encarnación del
Hijo de Dios puede elevarla. Por eso Cristo mismo “tomó el último puesto en el
mundo –la cruz– y precisamente con esta humildad radical nos redimió y nos
ayuda constantemente”.
Hay una razón
profunda para saber si la humildad le agrada a Dios y a los hombres. El humilde
es persona verdadera, auténtica; vive en la realidad, no en la ilusión. Es una
persona sobria, que sabe valorar objetivamente las cosas; no está ofuscada por
las presunciones de la exaltación. La palabra humildad está emparentada con la
palabra hombre y las dos proceden de humus, esto es, suelo. Humilde es aquel
que está en lo bajo, cercano al suelo. Tiene los pies sobre la tierra; está plantado
sobre la sólida roca de la verdad.¡Y por lo tanto humano es ser humilde!
La humildad
verdadera se verifica en la práctica diaria, no justificando los errores y
abusos diciendo eso tan manido de que somos humanos. Alguien se divorcia, y se
dice: es humano. Uno comete pequeños fraudes en donde trabaja, y se dice: es
humano. Otro ha caído en el mundo de la droga y se dice: es humano... No hay
vicio que no se disculpe con esta frase. No existe un modelo más acabado de lo
que es verdaderamente humano que la Humanidad de Jesucristo, el nuevo Adán que
vino a corregir al primero. Él nos dice hoy: “todo el que se enaltece será
humillado, y el que se humilla será enaltecido”.
FRASE DE HOY
No es necesario
mostrar bellezas a los ciegos ni decir verdades a los sordos. Basta con no
mentir al que te escucha, ni decepcionar al que confía en ti. Las palabras
conquistan temporalmente, pero los hechos… esos si nos ganan o nos pierden para
siempre.
viernes, 26 de agosto de 2016
FRASE DEL DÍA
Un día me dijeron: “nunca dejes ir algo que
verdaderamente amas”.
Y me hizo pensar: ¿Qué pasa si ese algo no quiere permanecer
a mi lado? ¿Qué pasa si lo que pasa si lo que verdaderamente amo, no me ama? ¿Y
cómo dejar ir algo que ni siquiera me pertenece?
EL VALOR DE NUESTRA AMISTAD
Un Hombre, su caballo y su perro iban por una carretera. Cuando pasaban cerca de un árbol enorme cayó un rayo y los tres murieron fulminados.
Pero el hombre no se dio
cuenta de que ya había abandonado este mundo, y prosiguió su camino con sus dos
animales (a veces los muertos andan un cierto tiempo antes de ser conscientes
de su nueva condición).
La carretera era muy larga
y colina arriba. El sol era muy intenso, y ellos estaban sudados y sedientos.
En una curva del camino
vieron un magnífico portal de mármol, que conducía a una plaza pavimentada con
adoquines de oro.
El caminante se dirigió al
hombre que custodiaba la entrada y entabló con él, el siguiente diálogo:
Buenos
días.
Buenos
días - Respondió el guardián
¿Cómo
se llama este lugar tan bonito?
Esto
es el cielo.
Qué
bien que hayamos llegado al Cielo, porque estamos sedientos!
Usted
puede entrar y beber tanta agua como quiera. Y el guardián señaló la fuente.
Pero
mi caballo y mi perro también tienen sed.
Lo siento mucho – Dijo el
guardián – pero aquí no se permite la entrada a los animales.
El hombre se levantó con
gran disgusto, puesto que tenía muchísima sed, pero no pensaba beber sólo. Dio
las gracias al guardián y siguió adelante.
Después de caminar un buen
rato cuesta arriba, ya exhaustos los tres, llegaron a otro sitio, cuya entrada
estaba marcada por una puerta vieja que daba a un camino de tierra rodeado de
árboles.
A la sombra de uno de los
árboles había un hombre echado, con la cabeza cubierta por un sombrero.
Posiblemente dormía.
Buenos días – dijo el caminante.
El hombre respondió con un gesto de la
cabeza.
Tenemos mucha sed, mi caballo, mi perro y yo
Hay una fuente entre aquellas rocas – dijo
el hombre, indicando el lugar.
Podéis beber toda el agua como queráis.
El hombre, el caballo y el perro fueron a
la fuente y calmaron su sed.
El caminante volvió atrás para dar gracias
al hombre
Podéis volver siempre que queráis – Le
respondió éste.
A propósito ¿Cómo se llama este lugar? –
preguntó el hombre. EL CIELO.
¿El Cielo? Pero si el
guardián del portal de mármol me ha dicho que aquello era el Cielo.
Aquello no era el Cielo. Era el Infierno –
contestó el guardián.
El caminante quedó perplejo.
Deberíais prohibir que utilicen vuestro
nombre! ¡Esta información falsa debe provocar grandes confusiones! – advirtió
el caminante.
De ninguna manera! – increpó el hombre.
En realidad, nos hacen un
gran favor, porque allí se quedan todos los que son capaces de abandonar a sus
mejores amigos.
Jamás abandones a tus
verdaderos Amigos; Porque: hacer un amigo es una gracia, tener un amigo es un don,
conservar un amigo es una virtud, ser tu amigo, es un Honor.
sábado, 20 de agosto de 2016
ACEPTAR O RECHAZAR
Hoy, el evangelio
nos sitúa ante el tema de la salvación de nuestras almas. Éste es el núcleo del
mensaje de Cristo y la “ley suprema de la Iglesia” (así lo afirma, el Código de
Derecho Canónico). La salvación del alma es una realidad en cuanto don de Dios,
pero para quienes aún no hemos traspasado la muerte es tan solo una
posibilidad. ¡Salvarnos o condenarnos!, es decir, aceptar o rechazar la oferta
del amor de Dios por toda la eternidad.
Decía san Agustín
que «se hizo digno de pena eterna el hombre que aniquiló en sí el bien que pudo
ser eterno». En esta vida sólo hay dos posibilidades: o con Dios, o la nada,
porque sin Dios nada tiene sentido. Visto así, vida, muerte, alegría, dolor,
amor, etc. son conceptos despojados de lógica cuando no participan del ser de
Dios. El hombre, cuando peca, esquiva la mirada del Creador y la centra sobre
sí mismo. Dios mira incesantemente con amor al pecador, y para no forzar su
libertad, espera un gesto mínimo de voluntad de retorno.
«Señor, ¿son pocos
los que se salvan?». Cristo no responde a la pregunta. Quedó entonces la
pregunta sin respuesta, y también hoy, pues «es un misterio inescrutable entre
la santidad de Dios y la conciencia del hombreLa Iglesia no se pronuncia sobre
quienes habitan el infierno, pero —basándose en las palabras de Jesucristo— sí
que lo hace sobre su existencia y el hecho de que habrá condenados en el juicio
final. Y todo aquel que niegue esto, sea clérigo o laico, incurre sin más
preámbulos en herejía.
Somos libres para
tornar la mirada del alma al Salvador, y somos también libres para obstinarnos
en su rechazo. La muerte petrificará esa opción por toda la eternidad...
sábado, 13 de agosto de 2016
LA CARIDAD ANTE EL EGOÍSMO
La Palabra de Dios de
este domingo contiene unas palabra de Jesús que nos pone en crisis, y que se ha
de explicar, porque de otro modo puede generar malentendidos. Jesús dice a los
discípulos: “¿Piensan que he venido a
traer paz a la tierra? No, sino división”. ¿Qué significa esto? Significa
que la fe no es una cosa decorativa, ornamental; vivir la fe no es decorar la
vida con un poco de religión, como si fuese un pastel que se le decora y queda
muy bonito para cada ocasión. No, la fe no es esto.
La fe comporta elegir
a Dios como criterio- base de la vida, y Dios no es vacío, Dios no es neutro,
Dios es siempre positivo, Dio es amor, y el amor es positivo. Después de que
Jesús vino al mundo no se puede actuar como si no conociéramos a Dios. Como si
fuese una cosa abstracta, vacía, no, Dios tiene un rostro concreto, tiene un
nombre: Dios es misericordia, Dios es fidelidad, es vida que se dona a todos
nosotros. Por esto Jesús dice: he venido a traer división; no es que Jesús
quiera dividir a los hombres entre sí, al contrario: Jesús es nuestra paz,
nuestra reconciliación.
Pero esta paz no es la paz de los sepulcros, no es
neutralidad, esta paz no es un acuerdo a cualquier precio. Seguir a Jesús
comporta renunciar al mal, al egoísmo y elegir el bien, la verdad, la justicia,
incluso cuando esto requiere sacrificio y renuncia a los propios intereses. Pero
atención: no es Jesús quien divide. Él pone el criterio: vivir para sí mismos,
o vivir para Dios y para los demás; hacerse servir, o servir; obedecer al
propio yo, u obedecer a Dios. He aquí en qué sentido Jesús es “signo de
contradicción”.
La verdad divide
frente a la mentira; la caridad ante el egoísmo, la justicia frente a la
injusticia. En el mundo –y en nuestro interior– hay mezcla de bien y de mal; y tenemos
que optar, siendo conscientes de que la fidelidad es “incómoda”. Parece más
fácil complacer a los demás.
Nos tienta hacer un
“evangelio” y un “Jesús” a nuestra medida, según nuestros gustos y pasiones. Benedicto
XVI ha afirmado que «Jesucristo no es una simple convicción privada o una
doctrina abstracta, son una persona real cuya entrada en la historia es capaz
de renovar la vida de todos».
El modelo supremos es
Jesús (hemos de “tener la mirada puesta en Él”, especialmente en las
dificultades y persecuciones). Él aceptó voluntariamente el suplicio de la Cruz
para reparar nuestra libertad y recuperar nuestra felicidad: «La libertad de
Dios y la libertad del hombre se han encontrado definitivamente en su carne
crucificada» (Benedicto XVI).
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