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Monseñor Gonzalo de Villa |
Este es el tiempo
más hermoso del año. Navidad viene del latín nativitas para hacer referencia al
nacimiento de Jesús de Nazaret, para los cristianos, el Hijo de Dios hecho
hombre. Los orígenes de la celebración de la Navidad en esta época del año son
de carácter pagano. Después del solsticio de invierno los días comienzan a ser
más largos. En la cultura y religión romanas a este solsticio se le daba un
carácter sacro vinculado con el sol que, después de ir perdiendo terreno frente
a la oscuridad de noches cada vez más largas, comienza su triunfal regreso de
días cada vez más largos orientados hacia la explosión de la primavera.
Nadie sabe, por
razones históricas, qué día nació Jesús. Aunque los relatos evangélicos sí
apuntan a un acontecimiento ocurrido en la época más fría del año. Pero la
reflexión cristiana, ante la interpretación pagana del solsticio de invierno,
reinterpreta ese solsticio asignándole un sentido cristiano. La celebración del
sol será visto, en clave cristiana, como la celebración del nacimiento de
Jesús, el nuevo Sol, el Salvador del mundo, el Mesías, el Señor. Por ello, en
la cultura signada por el cristianismo, el tiempo de Navidad es tiempo de
alegría que marca el nacimiento de Jesús. En el recién nacido la Iglesia
proclama la presencia del Hijo de Dios encarnado en la humanidad para ofrecer
salvación a la humanidad.
El paso de los
siglos fue ofreciendo una variedad de símbolos que rodean y expresan la
Navidad. Son los belenes o nacimientos. Es la corona de Adviento. Son las
tarjetas de felicitación. Vienen también los regalos. Del Norte llegan los
árboles de Navidad, expresivos del tiempo pero desnudados de sentido religioso.
En los últimos años la Navidad se ha ido volviendo desenfrenadamente la fiesta
comercial más importante del año, cuando más regalos se hacen, cuando se
incrementan las compras, cuando hay quienes miden la Navidad por el número de
regalos a recibir o a regalar.
Muchos hacen de la
Navidad las fiestas de fin de año o, para ser más precisos, las fiestas
comerciales de fin de año.
La Navidad es
también tiempo de familia y de encuentro con los seres queridos. Celebrar la
Navidad es compartir con los seres queridos cercanos y es también recordar y,
si es posible, llamar a los seres queridos que están lejos. Lamentablemente la
Navidad es también tiempo de alcohol y de pólvora, que no dejan de causar
estragos y a veces muy lamentables accidentes, en no pocas ocasiones mortales.
Pero si hubiera que
comparar la Navidad con aquellas muñecas rusas en que una pequeña cabe dentro
de otra y así sucesivamente, pudiéramos decir que la Navidad es más que
comercio, aunque también miles de guatemaltecos trabajan con esfuerzo en estos
días para ganar unos centavos extras para la familia. Es familia, pero más que
eso, son abrazos y regalos. Pero más que eso Navidad, para los creyentes, es
celebrar a Jesús, el recién nacido, el Salvador del mundo. Es compartir la
alegría de los pastores y es adorar al Dios hecho hombre para nuestra
salvación. Aquí