sábado, 17 de enero de 2015

EN ESTE DOMINGO EL SEÑOR NOS INVITA A LA VOCACIÓN

Si en toda vocación es Dios quien llama, toca al hombre responder a dicho llamado. Y como el hombre es libre por designio Divino, puede responder afirmativamente. O no. Podemos negarnos al don de la existencia suicidándonos. Podemos negarnos al llamado a la santidad, pecando. Es nuestra decisión y Dios la respeta porque no quiere autómatas. Él pone ante nosotros la vida o la muerte, la Gracia o la condenación. ¡Terrible cosa ser tan libres!

¿Cómo llama Dios a un joven a su servicio? Tengamos presente que Él toma la iniciativa y llama a quien quiere del modo que Él quiere. Puede ser que el muchacho ve de pronto, con una lucidez total, que el sacerdocio es lo suyo. O bien puede suceder que la idea vaya colándose lentamente en su ánimo, como a través de una niebla que se despeja poco a poco. 

Algunos han sido llamados desde su más tierna infancia y jamás han pensado en otra cosa; otros al contrario, han tenido que superar dudas y tentaciones, altibajos y decepciones. Cada sacerdote podría decir el cómo de su llamado. Hermoso el testimonio de un sacerdote Marista que desde los siete años al ver a su cura párroco ya anciano, se dijo: "A su muerte yo tomaré su lugar".

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