sábado, 4 de junio de 2016

¡NO LLORES!


“¡No llores!”, dijo Jesús conmovido por el dolor de esta viuda que iba a enterrar a su hijo único y, con él, todo lo que humanamente era su apoyo en este mundo. Las viudas solían estar en aquel tiempo abandonadas a la generosidad de la familia y del pueblo.

Puede ocurrir que así como en la infancia los hijos no pueden valerse por sí mismos, en la ancianidad sean los padres quienes necesiten la ayuda de sus hijos. En estos casos es de justicia el que esos hijos –incluso los casados– no regateen a sus padres la ayuda a sus padres. El deber de atender a los padres cuando no pueden valerse por sí mismos o se encuentran solos, obliga gravemente no sólo por razones de piedad y caridad sino por exigencia indeclinable de la misma ley natural.

La triste comitiva se tropieza con Jesús que se ve hondamente afectado por el dolor de esta desconsolada mujer. “Se compadeció de ella”, comenta S. Lucas, y le dijo: “No llores”. Palabras de consuelo pero también de solidaridad de parte de Jesús con el sufrimiento humano.

Queridos hermanos este gesto de Jesús nos tiene que llevar a nosotros como cristianos a dar testimonio, demostrar a los demás las mismas actitudes de Dios cuando visita a su pueblo: la cercanía, la compasión, la capacidad de devolver la esperanza.

¡Levántate! Cuántas veces y en cuantas ocasiones los hombres necesitan que se les repita esta invitación. Levántate tú que estás desilusionado, levántate tú que ya no tienes esperanza, levántate tú que te has acostumbrado a una vida gris, y ya no crees que se puede conseguir algo nuevo; levántate porque Dios va a hacer “nuevas todas las cosas”.

Levántate tú que has perdido la confianza en llamar a Dios “abba” papá: levántate tú, a quien la vida parece haberte negado mucho; levántate cuando te sientas excluido, abandonado, marginado; levántate porque Cristo te ha manifestado su amor y tiene reservada para ti una inesperada posibilidad de realización y solidaridad. ¡Levántate y como el hijo de la viuda de Naim empezarás a hablar y tu voz podrá dar gracias por siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si te gustó el artículo, déjame tu comentario.