Tel Aviv en hebreo,
significa la Colina (Tel) de la primavera (Aviv) y en el Libro de Ezequiel, era
también el nombre de un barrio judío de la enorme ciudad de Babilonia en el
siglo VI antes de Cristo. Hoy, si Israel y Tierra Santa son sinónimos de
pasado, Tel Aviv lo es de presente. Esta joven ciudad es un hervidero cultural,
gastronómico, artístico y económico que se dispone a vencer los estereotipos
que rodean al Estado que la contiene. A continuación algunas pistas para conocer
su esencia.
A orillas del Mediterráneo
A los telavivíes les gusta
presumir de los más de 300 días de sol al año que ofrece su ciudad, lo que
permite disfrutar de sus playas prácticamente en cualquier estación. Durante la
temporada alta y también en los Shabat, los 14 kilómetros de arena blanca que
acarician el mar Mediterráneo se convierten en un imán para locales y turistas
que combinan actividades acuáticas con baños de sol.
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