¿Quién puede escucharlo?”.
Desde ese momento “muchos de sus discípulos se volvieron atrás y ya no andaban con
él”
¿Ustedes también quieren
marcharse? Esta provocadora pregunta no se dirige sólo a los discípulos, sino que
llega a los creyentes y a los hombres de toda época. También hoy no pocos se “escandalizan”
ante la fe cristiana. La enseñanza de Jesús parece “dura”, demasiado difícil de
acoger y poner en práctica. Hay entonces quien la rechaza y abandona a Cristo; hay
quien intenta “adaptar” su palabra a las modas de los tiempos desnaturalizando su
sentido y valor. “¿También ustedes quieren marchar?”.
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