Rito de Comunión
La escucha de la Palabra, la Plegaria
de bendición y la ofrenda sacrificial, desembocan en la comunión con Cristo, el
momento central del Sacramento de la Eucaristía. La Eucaristía es el banquete
pascual. Como Ritos de preparación tenemos: El Padre Nuestro, el gesto
de la Paz y la Fracción del Pan.
Oración dominical
Fieles a la recomendación del Salvador
y siguiendo su divina enseñanza nos atrevemos a decir:
Padre nuestro…
Líbranos, Señor, de todos los males y
concédenos la paz en nuestro días, para que, ayudados por tu misericordia
vivamos siempre libres de pecado y de toda perturbación, mientras esperamos la
gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
Tuyo es el reino, tuyo el poder y la
gloria por siempre, Señor.
El que preside la celebración invita a
todos los que han sido constituidos por Jesucristo en la familia de los hijos
de Dios a acercarse humildemente al banquete. Las peticiones del Padre Nuestro
son como un resumen de la Plegaria Eucarística. Especialmente pedimos el pan de
cada día, con el que se alude al pan eucarístico, e imploramos la purificación
de nuestros pecados, con el compromiso de fraternidad y de perdón mutuos.
El embolismo que desarrolla
la ultima petición de la oración del Señor, pide la paz para toda la comunidad
de los fieles, como fruto de la liberación del poder del mal.
Rito de la Paz
Señor Jesucristo, que dijiste a los
Apóstoles: “mi paz os dejo, mi paz os doy.” No mires nuestros pecados, sino la
fe de tu Iglesia, y conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tu que
vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
La paz del Señor sea siempre con
ustedes.
Y con tu espíritu.
Dense fraternalmente la paz
Toda la asamblea concluye la oración
con una doxología.
Antes de participar de un mismo pan,
la comunidad hace un gesto específico por el que simboliza lo que acaba de
pedir y prometer en el Padre Nuestro: ser perdonados y perdonar. A causa del
pecado, el ser humano no puede alcanzar por sí solo la fraternidad
universal. Por eso la oración
presidencial pide la paz y la unidad para la iglesia y para toda la humanidad.
El que preside y la comunidad se
intercambien al saludo de la paz que es, más que un deseo, la comunión en la
paz que procede de Cristo.
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