Fracción del Pan
Realizado por Cristo en la última
Cena. No es sólo un gesto práctico, sino que tiene también carácter simbólico: el
pan que nos da Cristo es su Cuerpo roto, partido entregado. Los discípulos
de Emaús lo reconocieron al partir el Pan. Partimos el pan para repartirlo: ala
vez que recibimos al único Cristo, lo “estamos compartiendo” con nuestros
hermanos.
La Inmixtión o Mezcla
La mezcla de un pequeño fragmento de
pan en el cáliz hace referencia simbólicamente a que recibimos a Cristo
resucitado y glorificado. Subraya demás, la unidad del sacramento.
Cordero de Dios
Que quitas el pecado del mundo, ten
piedad de nosotros… danos la paz.
Tomado del testimonio de Juan
Bautista. Recupera el simbolismo del cordero pascual, como el cordero Sirvo de
Yahvé que se entrega por nosotros para quitar el pecado del mundo, y que
con su sangre ha adquirido para Dios un pueblo sacerdotal, forado por hombres y
mujeres de toda raza, lengua, pueblo y nación.
El sacerdote muestra el pan e invita
al banquete
de Cristo.
Este es el cordero de Dios, que quita
el pecado del mundo. Dichosos lo
llamados a la cena del Señor.
Señor, no soy digno de que entres en
mi casa pero una palabra tuya bastará para sanarme.
El sacerdote muestra el pan eucarístico que se va a
recibir en la comunión e invita al
festín de las bodas del cordero. En la Eucaristía participamos ya
sacramentalmente en el banquete escatológico anunciado ya por los profetas y
que se cumplirá definitivamente en la bienaventuranza eterna. La respuesta,
tomado del relato evangélico expresa a la vez humildad y confianza en la
misericordia salvífica de Cristo.
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