En una de las aldeas de
las que conforman las Doce Comunidades Kaqchikeles de San Juan Sacatepéquez
llamada Los Pajoques, vivieron nuevamente otra agresión por trabajadores
de la empresa Cementos Progreso, según denunciaron varias personas.
Desde la llegada de ésta
empresa a San Juan, la paz y tranquilidad de las comunidades se ha perdido.
Cuando uno conversa con la gente, fácilmente cuentan que desde hace 8 años
cuando apareció “la cementera“ la violencia no ha parado. La violencia política
ejercida en contra de quienes se han organizado frente a estas agresiones
constantes y para defender su vida y la naturaleza, pareciera no detenerse.
Como en otros lugares, ésta violencia se refleja con mucha claridad, pues hay
presos políticos, órdenes de captura, amenazas de muerte, procesos judiciales
abiertos, agresiones, muertos, violación sexual a mujeres, campañas de
difamación y mentiras.
Otro hecho de violencia
El día miércoles 22 de
enero en horas de la noche, fueron atacados varios comunitarios y quedaron
algunos de ellos heridos por arma de fuego y machete, por personas vinculadas
laboralmente a la empresa, tal y como ellos mismos lo reconocen en un
comunicado de prensa.
Llama la atención cómo en
varios medios de prensa escrita se difundió información totalmente distinta de
la versión de los representantes de las Doce Comunidades de San Juan
Sacatepéquez. En la versión electrónica de elPeriodico aparece el día 24 de
enero una nota titulada: Agreden a personal
de fábrica de cemento y en Siglo21 otra nota titulada: Vapulean
a empleados de cementera.
Siglo21 cita como fuente
un comunicado elaborado por la empresa Cementos Progreso:“trabajadores de la
construcción de la fábrica de cemento San Gabriel, en San Juan Sacatepéquez,
fueron agredidos por hombres armados cuando retornaban de sus labores diarias a
sus casas…”
En el caso de elPeriodico
no se cita el comunicado de la empresa, ni la fuente de quien hace la denuncia,
pero si hace una narración de lo supuestamente vivido por los trabajadores: “Sus
compañeros al conocer el hecho, llegaron al lugar para asistirlo, pero fueron
emboscados y atacados con armas de fuego.”
Pareciera que la empresa
intenta colocar una versión diferente a lo ocurrido en los medios de
comunicación, como es evidente en éstas notas, en donde dicen que fueron
comunitarios los atacantes. Las fotografías mostradas en los diarios antes
mencionados tampoco muestran a los supuestos trabajadores con heridas de arma
de fuego.
¿Como podría un grupo
armado realizar una emboscada, no herir a ninguna persona pero si salir ellos
mismos con golpes?
Que hay detrás de esta
versión contradictoria
Nuevamente se utiliza la
difamación y la mentira, buscando criminalizar la lucha de las comunidades,
acusando a lideres comunitarios y victimizar a los victimarios. No es nada
nuevo que los medios de comunicación corporativos sirvan para sus intereses.
La cobertura mediática
sirve entonces para validar públicamente la difamación y la mentira, preparando
un nuevo escenario luego viene la persecución judicial de líderes, los
trabajadores de la cementera saben que cuentan con el apoyo jurídico de la
empresa para cometer las agresiones y que éstas quedaran en la impunidad.
En el año 2008, el
asesinato de un vecino de la comunidad Las Trojes fue atribuido a las
comunidades opositoras a la cementera, el resultado fue la imposición de un
Estado de Prevención, militarización y represión de la organización comunitaria.
No es nada nuevo ya presenciar en el país la provocación a las comunidades,
para imponer mediante la violencia del Estado los intereses empresariales.
La versión de las Doce
Comunidades
El día miércoles 22 de
enero retornaban varios comunitarios tras finalizar su reunión permanente de la
comunidad en Los Pajoques, otros vecinos regresaban del trabajo hacia sus
hogares.
En un punto del camino se
encontraron con el señor Felipe Patzán quién es trabajador de la empresa
Cementos Progreso, esta persona provoca y agrede a varios comunitarios,
desenfunda su arma y dispara delante de ellos.
Frente a la agresión los
comunitarios buscan defenderse, es en ese momento cuando el señor Noé Chicojay
Patzán promotor de la cementera interviene desenvainando su machete e hiriendo
a un comunitario gravemente.
Varias personas desde un
vehículo dispararon contra los comunitarios, resultando herido de bala otro
vecino sin que se haya podido precisar el calibre y el tipo de arma utilizada
en el ataque. Los señores Felipe Patzán y Noé Chicojay han estado involucrados
en otras agresiones violentas, según denuncian varias personas de las
comunidades.
En la noche del jueves 23
de enero los trabajadores de la empresa cementera se reunieron aproximadamente
a las 10:30 de la noche, entonces se empezaron a escuchar disparos alarmando a
la comunidad. Las autoridades comunitarias decidieron llamar a la Policía
Nacional Civil para resguardar la integridad de los vecinos.
Preocupación por las
agresiones
Isabel Turuy representante
de las Doce Comunidades Kaqchikeles de San Juan Sacatepéquez ve con
preocupación las agresiones y constantes provocaciones de la empresa en contra
de los comunitarios. Los vecinos de Los Pajoques que fueron heridos están
hospitalizados, su salud se encuentra estable pero tendrán que pasar por un
proceso de recuperación por las heridas recibidas.
Saben que la empresa a
través de sus trabajadores está acusando injustamente a otras personas que ni
si quiera estaban en el lugar. La difamación y mentira intenta alcanzar a
varios líderes Juan Zet, Oswaldo Car, Mariano Camey y a Fernando Turuy,
acusándolos públicamente de ser ellos los responsables de una agresión que los
mismos trabajadores de la cementera ocasionaron.
Para Las Doce Comunidades
este tipo de acciones violentas son parte de la estrategia de la cementera para
lograr instalar este proyecto minero, buscando judicializar y criminalizar la
defensa del territorio de las comunidades y con esto instalar la Planta San
Gabriel en su territorio.
En las Doce Comunidades
Kaqchikeles de San Juan Sacatepequez, la gente aún sigue esperando y aportando
para que la paz y la tranquilidad vuelva a ser parte de su cotidianidad; para
que vuelvan a crecer las flores. T, Original. Aquí
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