¿Cómo olvidar un día como
hoy? En 1981 muchos de nosotros ni hemos nacido, pero la Iglesia vivió un hecho
real, un atentado del Vicario de Cristo y todo eso pasó hace 33 años, cuando
San Juan Pablo II recorría
la Plaza de San Pedro a bordo del papamóvil saludando a los peregrinos, fue
herido gravemente de bala por los disparos del turco Alí Agca. El Pontífice se
salvó de morir en el día en que la Iglesia celebra a la
Virgen de Fátima, 13 de mayo.
El santo peregrino señaló
en una oportunidad que "cuando fui alcanzado por la bala no me di cuenta
en un primer momento que era el aniversario del día en que la Virgen se
apareció a tres niños en Fátima", subrayando que fue su secretario
personal quien se lo dijo después de la operación en la que le extrajeron un
proyectil del intestino.
Fueron cuatro balas las
que alcanzaron a San Juan Pablo II, dos de ellas se alojaron en su intestino,
otra impactó en su brazo derecho y la cuarta bala en la mano izquierda.
En diciembre de 1983, el
Santo visitó y perdonó en la cárcel a Agca quien expresó: "¿Por qué no
murió? Yo sé que apunté el arma como debía y sé que la bala era devastadora y
mortal. ¿Por qué entonces no murió? ¿Por qué todos hablan de Fátima?"
En 1984, el Papa Wojtyla
formalizó su devoción y agradecimiento a la Virgen donando al santuario de
Fátima la bala que le extrajeron y que fue engarzada en la aureola de la corona
de la imagen.
La faja blanca que el
Pontífice llevaba el día del atentado, fue donada al Santuario Mariano polaco
de Jasna Gora, cuya Virgen es venerada desde hace siglos por sus compatriotas
como símbolo de la unidad nacional. Texto Original ACI prensa
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