La homilía es la piedra de
toque para evaluar la cercanía y la capacidad de encuentro de un Pastor con su
pueblo. De hecho, sabemos que los fieles le dan mucha importancia; y ellos,
como los mismos ministros ordenados, muchas veces sufren, unos al escuchar y
otros al predicar. Es triste que así sea. La homilía puede ser realmente una
intensa y feliz experiencia del Espíritu, un reconfortante encuentro con la
Palabra, una fuente constante de renovación y de crecimiento. (Papa Francisco, “La Alegría del Evangelio”,
n. 135).
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