Escuchamos en el evangelio de hoy, el no escandalizar a los más pequeños en el espíritu. Y ¿qué es el escándalo? “El escándalo adquiere una gravedad particular según la autoridad de quienes lo causan o de la debilidad de quienes lo padecen. Inspiró a nuestro Señor esta maldición: «Al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y le hundan en lo profundo del mar» (Mt 18,6).
El escándalo es grave cuando es causado por quienes, por naturaleza o por función, están obligados a enseñar y educar a los otros. Jesús, en efecto, lo reprocha a los escribas y fariseos: los compara a lobos disfrazados de corderos”. “Escandalizar” es alejar a alguien del Señor. Por lo tanto, valoremos en cada persona su proximidad con Jesús, la fe que tiene.
El escándalo es grave cuando es causado por quienes, por naturaleza o por función, están obligados a enseñar y educar a los otros. Jesús, en efecto, lo reprocha a los escribas y fariseos: los compara a lobos disfrazados de corderos”. “Escandalizar” es alejar a alguien del Señor. Por lo tanto, valoremos en cada persona su proximidad con Jesús, la fe que tiene.