Se ha consolidado ampliamente la práctica de
“fin de semana”, entendido como tiempo semanal de reposo, vivido a veces lejos
de la vivencia habitual, y caracterizado a menudo por la participación en
actividades culturales, políticas y deportivas, cuyo desarrollo coincide en
general precisamente con los días festivos.
A los discípulos de Cristo se pide que no
confundan la celebración del domingo, que debe ser una verdadera santificación
del día del Señor, con el “fin de semana”, entendido fundamentalmente como
tiempo de mero descanso y diversión.
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