Dios Padre Omnipotente,
nuestra fe confiesa que tu Hijo ha muerto y ha resucitado. Concede a tus
siervos, que han participado ya en la muerte de Cristo, participar también en
su resurrección.
Con esta pequeña oración
me uno al dolor de nuestros hermanos de San Martín Jilotepeque, un momento de
sufrimiento, angustia y también de solidaridad. La pérdida de un ser querido
siempre será dolorosa, pero tenemos la esperanza que resucitará, como nos
recuerda San Pablo a los Romanos: “Los que por el Bautismo nos incorporamos a
Cristo, fuimos incorporados a su muerte”. Pueblo de San Martín la Iglesia está
presente en el dolor de cada uno de Ustedes, la Iglesia como Madre no les
abandonará.
Que brille, Señor, sobre
ellos la luz eterna; vivan con tus santos por siempre, porque tú eres piadoso.
Señor, dales el descanso eterno y brille sobre ellos la luz eterna.
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