jueves, 20 de abril de 2017

EXPLICANDO UN POCO LA SALIDA DEL PUEBLO DE ISRAEL EN EGIPTO


Es importante que nos detengamos, cómo Moisés en su conversación con el Faraón, no presenta en modo alguno la conquista de una tierra propia como objeto de su partida, sino la búsqueda de un lugar apropiado para ofrecer sacrificios y adorar a Dios en la forma deseada por El mismo.

La meta del Éxodo es, sobre todo y por encima de cualquier otra consideración, el Sinaí, es decir: la Alianza con Dios, de la que se desprende la Ley para Israel. La meta es encontrar un derecho que proporcione justicia y de esta forma poder establecer las justas relaciones entre lo hombres y con la creación entera, estas relaciones, que constituyen la justicia y por eso la libertad para el hombre, dependen de la Alianza, forman la misma Alianza, es decir, no pueden ser ni intelectual ni formalmente elaboradas sólo por el hombre, sino depende de la relación fundamental, de la relación a Dios, que ordena cualquier otra relación.


Sin duda se puede asegurar que la meta del Éxodo fue, por consiguiente, la libertad, pero podemos añadir que la forma de la libertad es la Alianza y cuya forma de realización se desprende de la ley, la cual describe la correcta relación de los hombres entre ellos mismos y con Dios. Incluso, se podría decir que la finalidad del Éxodo fue el transformar a Israel de un conglomerado de pueblos en un único Pueblo y concederle como tal su libertad, su propia dignidad, y encomendarle la misión que le corresponde en la historia. Pero al mismo tiempo hay que considerar que un conjunto de hombres se constituye en pueblo precisamente por un derecho común y que el hombre no vive dentro de la ley si frente a Dios permanece en una relación de injusticia.

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