Benedicto
XVI dice lo siguiente en su homilía para el
VII Encuentro Mundial de las Familias en Milán: “Quisiera dirigir unas palabras
también a los fieles que, aun compartiendo las enseñanzas de la Iglesia sobre la
familia, están marcados por las experiencias dolorosas del fracaso y la separación.
Sabed que el Papa y la Iglesia os sostienen en vuestra dificultad. Os animo a permanecer
unidos a vuestras comunidades, al mismo tiempo que espero que las diócesis pongan
en marcha adecuadas iniciativas de acogida y cercanía”.
El
último Sínodo de Obispos sobre “La nueva evangelización para la transmisión de la
fe cristiana” (7-28 de octubre de 2012), ha vuelto a ocuparse de la situación de
los fieles que tras el fracaso de una comunidad de vida matrimonial (no el fracaso
del matrimonio como tal, que permanece en cuanto sacramento), han establecido una
nueva unión y conviven sin el vínculo sacramental del matrimonio.
En el mensaje
conclusivo, los Padres sinodales se dirigieron a ellos con las siguientes palabras:
“A todos ellos les queremos decir que el amor de Dios no abandona a nadie, que también
la Iglesia los ama y es una casa acogedora con todos, que siguen siendo miembros
de la Iglesia, aunque no puedan recibir la absolución sacramental ni la Eucaristía.
Que las comunidades católicas estén abiertas a acompañar a cuantos viven estas situaciones
y favorezcan caminos de conversión y de reconciliación”.
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