La aspiración a la alegría está grabada en lo más
íntimo del ser humano. Más allá de las satisfacciones inmediatas y pasajeras,
nuestro corazón busca la alegría profunda, plena y perdurable, que pueda dar
«sabor» a la existencia.
Cada día
el Señor nos ofrece tantas alegrías sencillas: la alegría de vivir, la alegría
ante la belleza de la naturaleza, la alegría de un trabajo bien hecho, la
alegría del servicio, la alegría del amor sincero y puro. Y si miramos con
atención, existen tantos motivos para la alegría: los hermosos momentos de la
vida familiar, la amistad compartida, el descubrimiento de las propias
capacidades personales y la consecución de buenos resultados, el aprecio que
otros nos tienen, la posibilidad de expresarse y sentirse comprendidos, la
sensación de ser útiles para el prójimo. Y, además, la adquisición de nuevos
conocimientos mediante los estudios, el descubrimiento de nuevas dimensiones a
través de viajes y encuentros, la posibilidad de hacer proyectos para el
futuro.
En
realidad, todas las alegrías auténticas, ya sean las pequeñas del día a día o
las grandes de la vida, tienen su origen en Dios, aunque no lo parezca a
primera vista, porque Dios es comunión de amor eterno, es alegría infinita que
no se encierra en sí misma, sino que se difunde en aquellos que Él ama y que le
aman. Dios nos ha creado a su imagen por amor y para derramar sobre nosotros su
amor, para colmarnos de su presencia y su gracia. Dios quiere hacernos
partícipes de su alegría, divina y eterna, haciendo que descubramos que el
valor y el sentido profundo de nuestra vida está en el ser aceptados, acogidos
y amados por Él, y no con una acogida frágil como puede ser la humana, sino con
una acogida incondicional como lo es la divina: yo soy amado, tengo un puesto
en el mundo y en la historia, soy amado personalmente por Dios. Y si Dios me
acepta, me ama y estoy seguro de ello, entonces sabré con claridad y certeza
que es bueno que yo sea, que exista.
Como una muestra de esta alegría veamos este video.
me llega la alegría con que lo escribiste... motivante, esperanzador y lleno de positivismo... TU PUEDES, porque ÉL TE AMA!!! Saludos!
ResponderEliminar