Si nos preguntamos porque nos acercamos poco al sacramento de la Reconciliación (o Confesión o Penitencia) con la excusa de que nos resulta difícil, decepcionante, rutinario, tal vez tengamos que admitir que no conocemos bien este sacramento, que nos brinda alegría del perdón y energía nueva para convertirnos, amar sin reserva y vivir una vida nueva. Es preciso entonces cambiar postura frente a este máximo.
No siempre los cristianos
tenemos este valor. Muchos no quieren saber nada y siguen viviendo en pecado,
enemigos de Dios.
¿Y tú, desde cuándo no te confiesas? ¿Por qué dejaste de
aprovechar este don del Señor?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si te gustó el artículo, déjame tu comentario.