La filiación divina es una
realidad espléndida por la que Dios da gratuitamente a los bautizados una
dignidad estrictamente sobrenatural, que nos introduce en la intimidad divina y
nos hace familiares de Dios. Ésa es el gran valor de la fe cristiana: proclamar
el valor y la dignidad de la naturaleza humana, y afirmar que, mediante la
gracia que nos eleva al orden sobrenatural, hemos sido creados para alcanzar la
dignidad de hijos de Dios.
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