Más de alguna vez hemos
escuchado “no dejarse llevar por las pasiones”, lo que debemos de saber es; hay
pasiones buenas y malas. Las pasiones son fuerzas que podemos emplear para el
bien o para el mal, el bien o el mal no está en las pasiones, sino en nosotros,
que las dirigimos al bien o al mal.
La pasión empleada para el
mal, ciega y arrastra a la razón. La pasión buena es la que da fuerza para la práctica
del bien.
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