A los 11 o 12 años
Bernardino ingresó a una escuela de Siena, donde curso brillantemente los
estudios que hacía en aquella época los jóvenes de su posición, Bernardino no
soportaba las blasfemias, en cuanto oía a cualquiera profanar el Santo nombre
de Dios se le encendía las mejías y reprendía implacablemente la blasfemo.
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