¡Dios es mi Padre! −Si
lo meditas, no saldrás de esta consoladora consideración. − ¡Jesús es mi Amigo
entrañable! que me quiere con toda la divina locura de su Corazón. − ¡El
Espíritu Santo es mi Consolador!, que me guía en el andar de todo mi camino.
Piénsalo Bien. −Tú eres de Dios..., y Dios es tuyo (S. Josemaría Escrivá).
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