Hace unos cuantos días la
Iglesia nos lo recordó. Pero sabes ¿qué es? Déjame explicarte, es un donativos
de los fieles al Santo Padre que se emplean en obras misioneras, iniciativas
humanitarias y de promoción social, así como también a sostener las actividades
de la Santa Sede.
Con el cristianismo nace
la práctica de ayudar materialmente a quienes tienen la misión de anunciar el
Evangelio, para que puedan entregarse enteramente a su ministerio, atendiendo
también a los menesterosos (cf. Hch 4,34; 11,29).
San Juan Pablo II indicó a
comienzos de su pontificado el criterio general que inspira la práctica del
Óbolo: “La base primaria para el sostenimiento de la Sede Apostólica está
representada por los donativos que espontáneamente hacen los católicos de todo
el mundo, y eventualmente también otros hombres de buena voluntad. Esto
corresponde a la tradición que tiene origen en el Evangelio (cf. Lc 10,7) y en
las enseñanzas de los Apóstoles (cf. 1 Co 9, 11)” (Carta al Cardenal Secretario
de Estado, 20 de noviembre de 1982).
Esta colecta se realiza
actualmente en todo el mundo católico, en la “Jornada mundial de la caridad del
Papa”, el 29 de junio o el domingo más próximo a la solemnidad de San Pedro y
San Pablo.
Fuente: Catholic.net
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