El amor de Dios se
manifiesta en Cristo su Hijo. Es éste el alimento central del pensamiento de
San Juan de Ávila, que presenta a Cristo como Dios y hombre verdadero, quien
con su vida, Pasión, Muerte y Resurrección muestra el amor del Padre; que es
con Él y el Espíritu Santo la verdadera medicina para nuestra alma.
En Cristo el Padre
realizó el acto de amor más grande que jamás ha existido ni existirá. Acto de
amor que se perpetúa en la Eucaristía y es la única misión redentora, con sus
signos y prodigios realizados mediante la efusión Espíritu Santo. Obra de amor
continuada por los sacerdotes.
El sacerdote como
médico de las almas se configura con Cristo por su participación en la misión
redentora de Cristo Médico y cuando “renuncia a sí mismo tomando su cruz de
cada día”, sigue a Cristo. Por eso debemos de amar la cruz como el instrumento
de Salvación por el que Cristo nos alcanza la salud.
Monseñor Gonzalo de Villa |
Sacerdotes y seminaristas |
Gracias a todos los sacerdotes del mundo entero que siempre nos dan la medicina en los sacramentos. Dios les bendiga hermanos sacerdotes.
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