Hablar con Dios |
Queridos hermanos sacerdotes nos
reunimos una vez más para nuestro retiro mensual. Momento en el que dejamos
nuestras actividades para dedicar un tiempo a reflexionar, buscando junto al
Señor la luz que ilumine nuestro ministerio, la fuerza para llevar adelante el
encargo que Dios mismo nos ha dado y la ilusión para seguir con empeño y fe
esta tarea que Dios ha puesto en nuestras manos. Con estas palabras inició el
retiro nuestro predicador.
En el retiro se nos habló sobre la
virtud de la fe, en el contexto del año que estamos viviendo. La fe como todos
lo sabemos es esa Virtud sobrenatural por la que creemos ser verdadero todo lo
que Dios ha revelado y que la Iglesia nos enseña. Sin embargo, ese creer no es
solo un asentimiento intelectual a unas ideas que concuerdan con nuestro modo
de pensar. La fe es este regalo maravilloso que
Dios quiso darnos como una luz para nuestra vida, nos permite caminar en medio
de las oscuridades de nuestra vida.
Cuando se realiza el sacramento del
Bautismo, podemos caer en la cuenta de la grandeza de ser cristianos. Cada uno
de los momentos celebrativos y de los ritos que se realizan nos ayudan a darnos
cuenta de lo que significa creer en Cristo. Pero uno de los últimos ritos es la entrega de la
luz mientras se dice a los padres y padrinos el cuidado necesario de esa Luz
para que ese niño caminando como hijo de la luz pueda salir al encuentro de
Cristo cuando Él venga. Esta es una de las razones por las cuales en oriente aún
se llame al Bautismo sacramento de la iluminación.
Este rito sencillo tiene un profundo
significado para la vida de todo bautizado. Ya que es precisamente la fe la que
nos permite estar en pie y avanzar en las circunstancias adversas de la vida.
Un hombre, un cristiano, un sacerdote que tiene fe, es un hombre, un cristiano,
un sacerdote que tiene futuro. En cambio un hombre sin fe sucumbe ante la
contradicción y hasta puede llegar al suicidio.
Nosotros como sacerdotes hemos bautizado
mucha gente. Y cada vez que realizamos este sacramento debemos darnos cuenta de
la grandeza del don de Dios a cada cristiano. De todo lo que hemos recibido
como cristianos, pero también de lo que estamos llamados a dar como sacerdotes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si te gustó el artículo, déjame tu comentario.