No es la forma de educar |
Nos liberamos al saber que no tenemos que ser víctimas de
nuestro pasado, y que podemos aprender nuevos modos de responder. Pero hay un
paso más allá de este reconocimiento…Es el paso del perdón. El perdón es el
amor practicado entre personas que aman pobremente; nos libera sin esperar nada
en cambio. Henri j. m. Nouwen
Hoy en día mucha gente
trata de sanar un pasado destrozado. Las vidas de innumerables
personas han sido profundamente dañadas por haber sufrido cuando eran niños, ya sea psicológicamente, físicamente o, peor que todo eso,
sexualmente. Los programas de televisión y las revistas tratan a diario de
estos temas. En un programa tras otro los sobrevivientes comparten sus
historias dolorosas ante un público hastiado e indiferente. Sin embargo, por
más que se desnuden el alma, parecería que eso no les trae la sanación que
buscan.
Tal vez lo más
difícil de todo es perdonar el abuso sexual de un niño. La víctima – la niña,
el niño – siempre es completamente inocente, mientras que el violador, el
adulto, siempre es totalmente culpable. ¿Y por qué los inocentes habrían de
perdonar a los culpables? Es triste observar que muchas personas que fueron
víctimas de abuso sexual en su infancia se imaginan que de alguna forma ellos
son los culpables, que provocaron o hasta se merecían ese ultraje. Para ellos,
perdonar parecería confirmar que efectivamente es así.
Por supuesto, no es
verdad, todo lo contrario. El perdón es necesario sencillamente porque ambos,
víctima y violador, aprisionados por una oscuridad que
comparten, permanecerán encadenados a esa oscuridad hasta que alguien
les abra la puerta. El perdón es la única salida y, aunque nuestro adversario
prefiera quedarse en la oscuridad, esto no ha de detenernos. Si le dejamos la
puerta abierta, hasta puede que nos siga en el camino hacia la luz.
Lo que importa es
que perdonemos y que nos abramos a la obra de Dios. Entonces sí que pueden ocurrir
milagros. Puede que en ocasiones surjan recuerdos dolorosos para enturbiar las
aguas, pero no debemos permitirles que nos empañen la vista. Aunque no podamos
olvidar, debemos creer que sí podemos perdonar; y cuando hayamos perdonado,
empezaremos a sanar.
Hay que educar con amor y con el ejemplo |
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