¿Qué significa misericordia para los sacerdotes?
Preguntémonos qué significa misericordia para un sacerdote, permitidme decir
para nosotros sacerdotes. Los sacerdotes se conmueven delante de las ovejas,
como Jesús, que veía a la gente cansada y agotada como ovejas sin pastor. Jesús
tiene las “vísceras” de Dios. Isaías lo dice mucho, está lleno de ternura hacia
la gente, especialmente hacia las personas excluidas, hacia los pecadores,
hacia los enfermos que nadie cuida… Así a imagen del Buen Pastor, el sacerdote
es un hombre de misericordia y de compasión, cerca de su gente y servidor de
todos.
Este es un
criterio pastoral que quisiera subrayar mucho, la cercanía, la proximidad. Es
el servicio, pero la proximidad, la cercanía. Quien se encuentre herido en la
propia vida, en cualquier modo, puede encontrar en él atención y escucha… En
particular el sacerdote demuestra entrañas de misericordia en el administrar el
sacramento de la reconciliación; lo demuestra en toda su actitud, en la forma
de acoger, de escuchar, de aconsejar, de absolver… Pero esto deriva de como él
mismo vive el sacramento en primera persona, de cómo se deja abrazar por Dios
Padre en la confesión, y permanecer dentro de este abrazo… Si uno vive esto
sobre él en el propio corazón, puede también donarlo a los otros en el
ministerio.
Yo os dejo una
pregunta: ¿cómo me confieso, me dejo abrazar? Me viene a la mente un gran
sacerdote de Buenos Aires, tiene algunos años menos que yo, un gran confesor,
tenía siempre cola. Los sacerdotes, la mayoría van confesarse con él, un gran
confesor. Una vez vino donde mí, “‘tengo un poco’ de escrúpulo porque perdono,
yo sé que perdono mucho”, y hemos hablado de la misericordia, y a un cierto
punto me ha dicho: “tú sabes que cuando siento fuerte este escrúpulo después
voy a la capilla delante del tabernáculo y digo, tú tienes la culpa porque me
has dado un mal ejemplo, y me voy tranquilo”. Es una bella oración, es la
misericordia. Y si uno en la confesión vive esto sobre él en el propio corazón
lo puede dar a los otros.
El sacerdote está
llamado a aprender esto, a tener un corazón que se conmueve. Los sacerdotes, me
permito la palabra, “asépticos” no ayudan a la Iglesia, los sacerdotes “de
laboratorio”. La Iglesia hoy podemos pensarla como un “hospital de campo”,
perdonadme si lo repito pero lo veo así, lo siento así, es necesario curar las
heridas. Hay mucha gente herida, por los problemas materiales, por los
escándalos, también en la Iglesia… Gente herida de las ilusiones del mundo…
Nosotros sacerdotes debemos estar allí, cerca a esta gente. Misericordia
significa antes que nada curar las heridas.
Cuando uno está herido, necesita en
seguida esto, no los análisis; como el nivel de colesterol, el azúcar en
sangre, primero la herida, después se harán las curas especializadas, pero
primero se deben curar las heridas abiertas. Para mí en este momento es muy
importante, también las heridas escondidas ¿eh? porque hay gente que se aleja
por no dejar ver las heridas escondidas. Y me viene a la mente la costumbre por
la ley mosaica, los leprosos en la época de Jesús que eran siempre alejados.
Sientes que se alejan por vergüenza, y se alejan quizá un poco con la cara
torcida contra la Iglesia. Pero en fondo, dentro está la herida, quieren una
caricia y vosotros queridos hermanos, os pregunto, ¿conocéis las heridas de vuestros
parroquianos? ¿Las intuís, estáis cerca de ellos? Es la única pregunta.
Misericordia significa: ni manga ancha ni rigidez. Volvemos al sacramento de la
reconciliación. Nos sucede a menudo a nosotros sacerdotes, escuchar
experiencias de nuestros fieles que nos cuentan que han encontrado en la
confesión a un sacerdote muy “estrecho”, o muy “largo”, laxista o rigorista.
Esto no va bien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si te gustó el artículo, déjame tu comentario.