viernes, 31 de octubre de 2014

EL HOMBRE HA SIDO CREADO POR DIOS Y PARA DIOS


“El deseo de Dios está inscrito en el corazón del hombre, porque el hombre ha sido creado por Dios y para Dios; y Dios no cesa de atraer al hombre hacia sí, y sólo en Dios encontrará el hombre la verdad y la dicha que no cesa de buscar” (n. 27)

Por eso, la oración es un medio donde se concreta la relación entre Dios y el ser humano porque se convierte en un diálogo de amor que permite entrar a la persona en contacto con Dios para que pueda habitar en su corazón. Es como un diálogo que buscamos con nuestros amigos cuando no sabemos qué hacer o qué camino seguir. De igual forma podemos hacerlo con Dios cuando rezamos porque solo a través de la oración es como iremos descubriendo cada vez más la luz de la fe y fortaleciéndola junto al Señor Jesús. Es esa luz la que guiará nuestro camino en medio de la alegría y el sufrimiento, la que “nos mantendrá a salvo” como explica una parte de la canción.

La encíclica Lumen Fidei nos hace énfasis en este tema:
“En la fe, don de Dios, virtud sobrenatural infusa por él, reconocemos que se nos ha dado un gran Amor, que se nos ha dirigido una Palabra buena, y que, si acogemos esta Palabra, que es Jesucristo, Palabra encarnada, el Espíritu Santo nos transforma, ilumina nuestro camino hacia el futuro, y da alas a nuestra esperanza para recorrerlo con alegría”. (Lumen Fidei n. 7)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si te gustó el artículo, déjame tu comentario.