“Para mí, la oración es un
impulso del corazón, una simple mirada dirigida al cielo, un grito de
agradecimiento y de amor, tanto en medio del sufrimiento como en medio de la
alegría. En una palabra es algo grande, algo sobrenatural que me dilata el alma
y me une a Jesús.” (Santa Teresita del Niño Jesús)
¿Por
qué recordé de esta frase? Porque creo que esta canción es un ejemplo clave que
la oración hacia Dios no deben ser necesariamente un poema pensado con palabras
muy experimentadas o con una dedicatoria en especial; sino que, la oración
es algo que brota naturalmente del corazón del hombre, brota como una necesidad
de hablar con Dios, de estar con Él.
Si somos sinceros con nosotros mismos
y vemos al fondo de nuestro interior nos podremos dar cuenta que nos falta algo
y ese algo no es una cosa superflua. Más bien nos damos cuenta que se trata de
una realidad que si la tenemos saciaría nuestras ganas de infinito y nuestras
ganas de ser felices.
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