viernes, 24 de octubre de 2014

LA REALIDAD DE UN SACERDOTE


“Todo pasa, todo queda, pero lo nuestro es pasar…” que escribiera el poeta; Y nunca mejor aplicado este texto que a la vida de un sacerdote, a la vida de un “cura” como familiarmente les conocemos: “lo suyo es pasar” de un lado a otro, cambiando constantemente de destino, con las maletas “siempre prestas” porque su opción en la vida ha sido la de “servir”, a Dios, a nuestro Dios, y al hombre, a nosotros. Por eso, para mí, no hay labor más noble y desinteresada que la de un “cura”.

Alguien me podrá decir que también los hay que dejan mucho que desear, que si son tal o que si son cual…y si, es verdad, son hombres, como el resto de los hombres, con sus imperfecciones y sus características personales…¡pero son tan poquitos aquellos que hacen daño a la Iglesia! (porque lo hacen), ¡y son tantísimos los buenos, los que están entregados en cuerpo y alma a los demás, a ayudar…!pero ¡claro!, esos pasan desapercibidos, esos no son noticia de prensa, esos “no venden” en los medios, esos no producen “morbo”, ese morbo que últimamente tanto se le quiere arrimar a la Iglesia, a mi IGLESIA, a los católicos… ese odio que mueve a muchos hoy día contra quienes más dan en su vida. 

A pesar de eso, ahí están, siempre dispuestos a ayudar, siempre “con la maleta hecha”, siempre… (anónimo)

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