domingo, 15 de febrero de 2015

TU ERES MISERICIRDIOSO, YO MISERABLE

“¡Señor, ten compasión de mí! ¡Ay de mí! Mira aquí mis llagas; no las escondo; tú eres médico, yo enfermo; tú eres misericordioso, yo miserable” (Confesiones, X, 39).



Cristo es el verdadero “médico” de la humanidad, a quien el Padre celestial envió al mundo para curar al hombre, marcado en el cuerpo y en el espíritu por el pecado y por sus consecuencias. Los innumerables signos prodigiosos que realiza en los enfermos confirman la “buena nueva” del reino de Dios.

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