Dios ha creado al hombre para
manifestar y comunicar su bondad y amor, de forma que pueda conocerle y amarle
cada día más y así le sirva libremente en esta vida, gozando después con Él
para siempre en el cielo. Dios quiere que seamos felices aquí en la tierra y
después eternamente con Él en el cielo. Si nos preguntan a los cristianos hacia
dónde vamos, la respuesta también es clara: al cielo. Si no conseguiremos esta
meta, nuestra vida sería un fracaso.
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