sábado, 24 de noviembre de 2012

EL MATRIMONIO: ¿COMPRENSIÓN PERSONALISTA O INSTITUCIONAL? II


Matrimonio


Podemos hacer mención de algunos escritores famosos personalistas como por ejemplo: Dietrich Von Hildebran y Herbert Doms. Hildebrand hizo insistencia  en la relación de amor que significa el matrimonio, Doms en cambio consideraba que la esencia del matrimonio residía en la unión física, y que su fin era la realización de los cónyuges como personas. Von Hildebran, insiste que el acto conyugal ha de mantenerse abierto a la vida, afirma que el acto “ya en sí posee pleno sentido” y debe entenderse como la plena atracción del amor conyugal.

Muchos pensadores personalistas se mostraron hostiles o al menos críticos de la noción de una jerarquía de fines, sosteniendo que ofrecía una visión del matrimonio excesivamente institucional, en la que la importancia dada al aspecto o finalidad procreativa descuidaba o incluso excluía el aspecto de realización personal que el hombre y la mujer naturalmente tienden a buscar cuando se casan, todas estas cuestiones pasó en el pontificado de Pío XII, y perdura hasta nuestros días.

Pío XII insistió en que ha de evitarse la tendencia que considera el fin secundario como igualmente principal, desvinculándolo de su esencia subordinada al fin primario y reprobó toda indebida división  o separación del acto conyugal de su fin primario. Lo más importante es que a pesar de la oposición que ciertas expresiones del personalismo encontraron durante el pontificado de Pío XII, la línea general de la teoría no perdió fuerza. No sólo emergieron en pleno vigor, en las aulas conciliares, durante los cuatro años del Concilio Vaticano II, sino que se llevaron lo que, a ojos d muchos, ha sido una victoria definitiva.

El Concilio Vaticano II fue claro en la constitución Gaudium et Spes, cuando describe al matrimonio como la íntima comunidad conyugal de vida y amor, presenta el consentimiento matrimonial como mutua entrega de dos personas, e insiste que marido y mujer, al ayudar y servirse mutuamente, adquieren conciencia de su unidad y la logran cada vez más plenamente, n. 48. Por tanto, este amor por ser eminentemente humano, ya que va de persona a persona don el afecto de la voluntad, abarca el bien de toda la persona y, por tanto es capaz de enriquecer con una dignidad especial las expresiones del cuerpo y del espíritu y de ennoblecerlas como elementos y señales específicas de la amistad conyugal.

Un amor que lleva a los esposos a un don libre y mutuo de sí mismos, comprobado por sentimientos y actos de ternura, e impregnan toda su vida. La constitución también subraya la igual dignidad personal del hombre y de la mujer en el mutuo y pleno amor. Mientras que se afirma que el matrimonio ha sido dotado por Dios con fines varios.     

  

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