Al ser el domingo la Pascua semanal, en la que se recuerda y se hace
presente el día en el cual Cristo resucitó de entre los muertos, es también el
día que revela el sentido del tiempo. El domingo, brotando de la Resurrección,
atraviesa los tiempos del hombre, los meses, los años, los siglos como una
flecha recta que los penetra orientándolos hacia la segunda venida de Cristo.
El cristiano no puede vivir su de sin participar en la Misa dominical
Es de importancia capital que cada fiel esté convencido de que no puede
vivir su fe, con la participación plena de la comunidad cristiana, sin tomar
parte regularmente en la asamblea eucarística dominical. Descubierto y vivido
así, el domingo es como el alma de los otros días. De domingo en domingo, el
pueblo peregrino sigue las huellas de María, y su intercesión materna hace
particularmente intensa y eficaz la oración que la Iglesia eleva a la Santísima
Trinidad.
La Trinidad |
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