El Código actual dice que “el domingo y las
demás fiestas de precepto los fieles tienen obligación de participar en la
Misa”. Esta ley se ha entendido normalmente como una obligación grave.
Los pastores recordarán a los fieles que, al
ausentarse de su residencia habitual en domingo, deben preocuparse por
participar en la Misa donde se encuentren.
En muchos países, la televisión y la radio
ofrecen la posibilidad de unirse a una celebración eucarística. Obviamente,
este tipo de transmisiones no permite de por sí satisfacer el precepto
dominical, pero para quienes se ven impedidos de participar en la Eucaristía y
están por tanto excusados de cumplir el precepto, la transmisión televisiva o
radiofónica es una preciosa ayuda.
Misa por la televisión |
Día de la alegría
El domingo, eco semanal de la primera
experiencia del Resucitado, debe llevar el signo de la alegría con la que los
discípulos acogieron al Maestro: “Los discípulos se llenaron de alegría al ver
al Señor”.
Ciertamente, la alegría cristiana debe
caracterizar toda la vida, y no sólo un día de la semana. Pero el domingo, por
su significado como día del Señor resucitado, en el cual se celebra la
obra divina de la creación y de la “nueva creación”, es día de alegría por un
título especial, más aún, un día propicio para educarse en la alegría,
descubriendo sus rasgos auténticos.
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