Nuestro Obispo |
En
este día la Diócesis de Sololá-Chimaltenando agradece a Dios por el don tan alto del sacerdocio en
la persona de nuestro Obispo, Gonzalo de Villa, 30 años de lucha, de fidelidad,
del SI a Jesucristo. Un regalo tan grande para la Iglesia especialmente para
nuestra Diócesis, muchas felicidades Monseñor Gonzalo, gracias por corresponder
al llamado de Dios. Lo que presentamos a continuación, es la realidad que
representa Monseñor Gonzalo.
La
identidad del sacerdote no puede ser otra que la de Cristo: Que los hombres nos
consideren como ministros de Cristo y dispensadores de los misterios de Dios (I
Cor. 4, 1). Así lo Recordaba Juan Pablo II a los sacerdotes en
Czestochowa: Este servicio alto y exigente no podrá ser prestado sin una clara
y arraigada convicción acerca de vuestra identidad como sacerdotes de Cristo,
depositarios y administradores de los misterios de Dios, instrumento de
salvación para los hombres, testigos de un reino que se inicia en este mundo,
pero que se completa en el más allá (Discurso, 6-VI-1979).
En la Misa |
Todo
esto significa que, si cada fiel es otro Cristo, y Cristo mismo se identifica
con los miembros de su Cuerpo Místico (cfr. Hechos 9, 4-5) con mayor
razón hay que afirmarlo del sacerdote, cuya consagración y misión son una
específica identificación con Jesucristo, a quien representa.
Del
sacerdote depende en gran parte la vida sobrenatural de los fieles, ya que
solamente ellos pueden hacer presente a Jesucristo sobre el altar y perdonar
los pecados. Aunque éstas son las dos funciones principales del ministerio
sacerdotal, su misión no se agota ahí: administra también los otros
sacramentos, predica la palabra divina, dirige espiritualmente, etc. Es decir,
participa del triple poder de Cristo.
En la Tertulia |
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