San francisco de Asís (centro) |
Ya en
vísperas de la fiesta en honor a San Francisco de Asís. Esta fiesta debe ser
motivo grande para nuestra vida
cristiana, porque nos enseña que para llegar a ser Santo necesitamos
desprendernos de nosotros mismos, para ver las necesidades de los demás.
San
Francisco fue un gran santo y un hombre alegre. Su sencillez, su humildad, su
fe, su amor a Cristo, su bondad con todo hombre y toda mujer lo hicieron alegre
en cualquier situación. En efecto, entre la santidad y la alegría existe una
relación íntima e indisoluble. Un escritor francés dijo que en el mundo sólo
existe una tristeza: la de no ser santos, es decir, no estar cerca de Dios.
Mirando el testimonio de san Francisco, comprendemos que el secreto de la
verdadera felicidad es precisamente: llegar a ser santos, cercanos a Dios.
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