Me preocupa que
haya almas que se alejen de Dios por una concepción sentimental del amor, sin
darse cuenta de lo poco razonable de un planteo que dan por obvio, y que no lo
es en absoluto. En concreto, hay personas que justifican, por ejemplo, su
inasistencia a la Misa dominical, con un argumento sorprendente:
“Yo no voy a Misa
los domingos. Dios es bueno y no me va a castigar por eso” Parecería que detrás
se esconde el siguiente razonamiento: “No voy a Misa porque Dios no me va a
condenar por eso; es decir, sólo iría en caso de que corriera peligro de
condenación”.
Y con la misma
actitud se intenta justificar algunos comportamientos contrarios a la moral
cristiana (el uso de anticonceptivos, las relaciones prematrimoniales, el
concubinato (que es como se llama técnicamente que novios vivan juntos).
Ante estos casos,
tenemos que preguntarnos si la misericordia infinita de Dios es motivo para
ofenderle sin reparo. Y si esa ofensa es gratis; es decir, no tiene un costo
personal para nuestras almas.
Vamos a dar algunas
aclaraciones de los puntos fundamentales que nos ayudará a entender el error
que esconde la justificación que estamos analizando. Lo dividimos en siete
partes. No te los pierdas y deja de justificarte los domingos.
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